jueves, 22 de diciembre de 2011

Síntesis Tercer Módulo Por Jorge Osorio

Síntesis Tercer Módulo 
“Movimiento de educación y el Movimiento de la Sociedad Civil ”
Por Jorge Osorio

1. La crisis global es una oportunidad para la configuración de nuevas formas de acciones colectivas en todo el planeta. El discurso que cruza transversalmente estas movilizaciones es la democratización del poder, de la economía, de la educación. Los educadores-as no son actores ausente, al inversa: junto a los estudiantes conforman una poderosa expresión ciudadana de carácter global. La educación y sus instituciones convencionales están en discusión de manera sustantiva. No sólo por un asunto de acceso y calidad a los servicios escolares, sino por su incapacidad para entregar nuevas respuestas a los cambios globales, y para orientar a las personas y sus comunidades hacia una sociedad justa y sustentable.
2. Las movilizaciones globales asocian diversos tipos de sujetos: jóvenes indignados; activistas ciudadanos de base ; excluidos de los beneficios de la globalización; endeudados e hipotecados; consumidores abusados; mujeres temporeras explotadas laboralmente; universitarios sin empleo; cesantes crónicos víctimas de procesos de des-localización productiva y degradación de las economías regionales; comunidades afectadas por la depredación de sus recursos naturales; poblaciones originarias que ven fenecer los eco-sistemas en los cuales se desarrolla su micro-economía y su cultura ancestral; emigrantes y desplazados ; profesionales conscientes de la crisis climática del planeta, y más. Todo este mapa de sujetos y contenidos de cambio aluden a la necesidad de refundar modos de hacer polítca y educación. No obstante, es mucho más que una legítima indignación y resistencia: es un llamado a la acción, para trabajar juntos por una sociedad que produzca y distribuya los bienes de manera equitativa y justa, que desarrolle patrones de consumo sustentables y organice la convivencia política en base a una democracia de real participación ciudadana.
3. En este contexto global, lo propio de la contribución del “movimiento de educación” está siendo configurado por algunas claves fundamentales, tales como:
- la crisis nos lleva a plantear nuevas formas de entender el “desarrollo humano”: para ello la educación se entiende como un proceso de creación de capacidades de las personas y sus comunidades , que las habiliten para organizarse, expresarse, asociarse, actuar en redes, entender las coordenadas de la actual crisis y participar en la generación de una “opinión pública global y local” crítica y deliberante
- la educación debe plantearse , como tema crucial, los contenidos de una transformación paradigmática del pensamiento social , político y económico , que imagine y cree las condiciones culturales de un nuevo modo de “configurar” el futuro
- El futuro y la sustentabilidad social y planetaria ( eco-política) son núcleos vitales de una propuesta educativa en los actuales tiempos de movilización. Esta propuesta implica desarrollar una pedagogía ciudadana que habilite a los jóvenes y a todas las personas a manifestarse como sujetos activos; para ello las instituciones escolares y comunitarias deben abrirse a descubrir nuevas modalidades de aprendizajes, de concebir las aulas y el rol de los-as docente y de la relación de las escuelas con sus comunidades y sus entornos eco-sociales
- “Mover el futuro” es una consigna global que impacta en los educadores-as, en cuanto los hace responsable de los aprendizajes que las comunidades necesitan desplegar para crear un capital cívico y un poder ciudadano suficiente que llegue a ser capaz democratizar la política y distribuir socialmente el poder.
- Existe una capacidad virtuosa de los educadores para hacer emerger una sociedad justa y sustentable: junto a otras profesiones sociales y a voluntarios-as y activistas, los educadores-as producen bienes simbólicos y culturales invisibilizados en una economía neo –liberal , y que son las bases para el “buen vivir” , tales como la educación de los afectos, de la solidaridad, la reciprocidad, la confianza y el diálogo, el respeto de la diversidad , la no-discriminación y el aprendizaje de los derechos humanos. El trabajo educativo-comunitario debe ser valorado y reconocido en los parámetros económicos convencionales, y de esta manera hacer evidente la contribución del trabajo educativo de base a la convivencia humana. Esta constatación debería potenciar la autoconciencia del poder de transformación que tienen los educadores-as y ponerlo a disposición de los movimientos sociales: promoviendo los aprendizajes necesarios para desarrollar sujetos críticos y activamente responsables con el presente y futuro de las sociedades y del planeta.
- La educación es una tarea compleja por la diversidad de los contextos culturales en los que se desarrolla, por los tipos de instituciones escolares y no-escolares que la implementan, por los sujetos sociales que participan y por la multiculturalidad de sus propósitos: por ello, estamos requeridos de desarrollar de pedagogías plurales, críticas, multi-versas y acrecentar los contingentes docentes que esté dispuestos a potenciar sus prácticas profesionales , a través de comunidades y movimientos que sistematicen sus saberes y sus desafíos, a la vez que acentúen su auto-convicción acerca de su fundamental rol en la búsqueda de nuevos paradigmas bio-civilizatorios, como lo hemos llamado en este Seminario virtual.
- La dimensión educativa de las movilizaciones globales, en todas las regiones del planeta, está dejando, como aprendizaje, en los movimientos de educadores-as, la necesidad de conjuntar el pensamiento pedagógico y las prácticas docentes con los movimientos de cambio que se expresan en la sociedad. En este seminario se han identificado algunas tendencias de este verdadero “giro epistémico, político y pedagógico”:
a) El entendimiento de la realidad como una trama compleja en la cual los sujetos se constituyen desde matrices culturales y de género diversos, para desarrollar una educación para el buen-vivir, la justicia social y ecológica
b) La valoración e una ética del cuidado y de reconocimiento de las demandas de los “invisibilizados” y “ausentes” por la dinámica de los poderes del neoliberalismo: “cuidadanía-con-ciudadanía)
c) Fortalecimiento de instituciones y políticas educativas capaces de responder a las exigencias de una democracia participativa y de acceso a los bienes del conocimiento distribuidos y socializados a través de las instituciones educacionales y los medios de del “open-learning”

martes, 20 de diciembre de 2011

Contribución de Gigi Francisco

Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
GT EDUCACIÓN
Producción de conocimiento feminista en el activismo social
Contribución de Gigi Francisco
DAWN - Filipinas

Gracias por este activo intercambio. Quisiera abrir un pequeño paréntesis en la conversación sobre igualdad en la educación formal, a otra forma de aprendizaje que está alojada en el activismo de los movimientos sociales.
La producción de conocimiento ha sido, por mucho tiempo, una importante práctica política de organizaciones feministas transnacionales y redes de la sociedad civil (ver Eschle y Maiguashca 2010). Y dentro de esto, la investigación, la información y la documentación activista feminista han generado fuertes críticas de las relaciones de poder existentes en el capitalismo. Ya sea que tuvieran una tolerancia parcial del sistema empresarial capitalista o que se opusieran totalmente a él, todas las feministas están de acuerdo que hoy en día el capitalismo está intrínsecamente contaminado con el patriarcado. La división sexual de hoy en día del trabajo y el trabajo no remunerado de las mujeres, junto con otras jerarquías sexuales que generan distintas formas de control y violencia contra los cuerpos, la fuerza de trabajo y la sexualidad de mujeres (y hombres), habían sido reproducidas una y otra vez para sostener la dominación del capital (Federici, 2004).
Con el renovado descrédito del capitalismo corporativo como resultado de la crisis económica que barre con las economías capitalistas avanzadas, activistas sociales, feministas incluidas, tienen una vez más la oportunidad de proyectar y socializar visiones alternativas y propuestas políticas. Las feministas debemos aprovechar el momento y colocar nuestros análisis y propuestas sobre la mesa de alternativas, pero al mismo tiempo debemos hacer un análisis crítico de otras alternativas por sus consecuencias en nuestra deseada reorganización de consumo y distribución de recursos, política, cultura, vida familiar, sexualidades, relaciones sociales y determinación y liderazgo igualitario de las instituciones.
Estoy de acuerdo con publicaciones anteriores en que los conceptos de atención y diversidad sexual, así como también los derechos reproductivos y del cuerpo, ofrecen poderosas simientes para avanzar en las discusiones sobre las alternativas. Estos conceptos nos permitirán ampliar las dominantes y a menudo limitantes interpretaciones legalistas de la injusticia, los derechos y la igualdad, y en el proceso exponer formas persistentes y emergentes de relaciones humanas desiguales e injustas. Sin embargo, las feministas tendremos que alejarnos de perspectivas exclusivamente heteronormativas y ubicar nuestros análisis sobre bases más plurales de órdenes de género-sexuales y sus interacciones con fuerzas económicas y otras fuerzas sociales que determinan historias personales y sociales. Estos cuestionamientos nos llevarán a reconocer diversas estructuras de refuerzo de los controles efectivos que permean dentro y a través de la acumulación de las empresas en la actual división del trabajo.
Lo anterior constituye un argumento para promover la educación conjunta y la acción política entre feministas y activistas por los derechos sexuales. Esto requiere el apoyo de los temas de unos y otros, por ejemplo, luchar contra la homofobia o exigir el acceso de las mujeres a servicios de salud reproductiva, incluido el aborto. Esto también significa un desafío político a todas las formas de las fuerzas neoconservadoras de todo el mundo que habían condenado ferozmente a las feministas y a las personas LGBT y se habían opuesto ferozmente a los derechos sexuales y reproductivos y a los principios que ya han sido aprobados por las Naciones Unidas como parte de nuestros derechos humanos universales.
Hoy en día vemos también la integración más sistemática de las cuestiones de género en la agenda política, discursiva y educativa de los diferentes movimientos de justicia social. Esto implica un desarrollo positivo, ya que es un buen augurio para las constantes transgresiones de las ideas y las alternativas feministas a través de diferentes espacios progresistas. Sin embargo, necesitamos saber más acerca de lo que está pasando detrás del lenguaje sobre género en los movimientos de justicia social. Uno se pregunta cuántas veces los movimientos de justicia social pudieron haberse limpiado de las polémicas llamadas cuestiones de género que eran vistas como romper consensos sobre posiciones de justicia económica "más importantes". ¿Cuáles son los significantes de género de los movimientos sociales y qué representaciones de la realidad de mujeres y hombres pobres y explotados proyectan? En el ámbito de la dinámica del comportamiento, ¿cómo la integración del lenguaje de género en su discurso ha hecho una diferencia cualitativa en la consecución de un liderazgo más compartido en las estructuras de los movimientos sociales? Si bien hay resultados positivos de estas interacciones, algunas de las experiencias que habían surgido de las protestas más recientes son preocupantes. Un ejemplo fue el acoso a las feministas egipcias y a las personas LGBT por parte de compañeros manifestantes con quienes antes habían marchado juntos en el movimiento por la democracia en su país. Hay sabiduría en buscar acontecimientos de tipo "cisne negro", por lo "muy improbables", en este feroz nuevo mundo.
Como movimientos feministas y otros movimientos sociales interconectados entre sí, en oposición política e ideológica a la avaricia corporativa y las políticas de élite, tenemos que asegurar que el movimiento feminista continúe para mantener su autonomía política, la producción del conocimiento dinámico y la enérgica socialización de las ideas.
El activismo y la educación para el empoderamiento y la libertad no deben detenerse. Tenemos que seguir luchando al tiempo que seguimos soñando con alter-mundos.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Por Camilla Croso



Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
GT Educación

Movimiento de educación y el movimiento de la sociedad civil

RESISTENCIA: ¡NO A LA DESHUMANIZACIÓN DE LOS SERES HUMANOS!
Por Camilla Croso(*)


En jaque está nuestra humanidad.

En el campo de lo educativo, la teoría del capital humano pulsa fuerte en los lineamientos que promueven actores con gran incidencia y alcance en la vida de millones y hasta billones de personas. La recién lanzada estrategia educativa del Banco Mundial para la próxima década, de autoría del Banco pero cuyas ideas fundamentales son compartidas por un sin número de agencias de cooperación internacional, por sectores de organismos de las Naciones Unidas y hasta por segmentos de la sociedad civil, entre otros, asume que las personas son capital, que están al servicio del crecimiento económico y que la educación es un medio clave para este fin.

Recién la concepción de seres humanos como capital asumió quizás su cara más perversa, al versarse sobre niños y niñas de la más tierna edad: la ciencia y la economía, dicen, constata que niños y niñas de 0 a 3 años rinden más que cualquier otra persona. Que son una excelente inversión para que las naciones generen riqueza. Esa no es fuerza de expresión de mi autoría, es como se tituló la primera conferencia internacional de la UNESCO sobre educación y cuidados en la primera infancia, que tuvo lugar en Moscú en el 2010.

La definición de personas como capital les niega su condición de sujetos de derecho y aniquila su humanidad. Las personas no son medio, son fin; no son útiles, sencillamente son. Son humanas, singulares, dignas. Y desde esta perspectiva, la educación, como a más de 60 años insiste en recordarnos la Declaración Universal de los Derechos Humanos “tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos”.

Hay quien diga que debemos buscar dar lugar a los argumentos de costo beneficio en el discurso de los derechos humanos, que eso de algún modo lo moderniza, lo hace actual, casi lo viabiliza en esta nuestra modernidad. Lo que hay que subrayar en las luchas sociales que ponemos en marcha es que el paradigma del capital humano y el de los derechos humanos son irreconciliables, ya que tienen principios, medios y fines distintos que conllevan a decisiones, prácticas y procesos educativos antagónicos. Vale subrayar que la perspectiva de derechos pone en evidencia el rol del Estado como su garante, responsable por realizar intereses colectivos en una clave que no se somete a la lógica de la tasa de retorno.

Al paradigma del capital humano, le interesa una educación que integre las personas al mercado, haciéndolas empleables, productivas y capaces de responder a los intereses del capital y al mantenimiento del status quo. Este proyecto “educativo” requiere que se desarrollen determinadas competencias y aptitudes que atiendan a dicha empleabilidad, requiere que los y las estudiantes se vuelvan homogéneos para que respondan de acuerdo a lo esperado, requiere además un bajo cuestionamiento, una cierta manera mecánica de ser y actuar, una predisposición a la obediencia y sometimiento, requiere que las personas se individualicen y compitan entre sí, requiere que se naturalice la idea de explotación de otras personas y de la naturaleza, requiere la ausencia de debate, de reflexión y de pensamiento crítico.

Ese conjunto de requisitos que el paradigma neoliberal impone al campo educativo se articula a otro requisito estructural: el achicamiento, tendiente al aniquilamiento, de lo público. En este escenario, en donde prima lo privado por encima de lo público, lo individual por encima de lo colectivo, no hay espacio para una ciudadanía activa ni siquiera para un horizonte de realización de derechos, sino que apenas el establecimiento de relaciones entre clientes y prestadores de servicios. Es así que va desapareciendo la noción de Estado como garante de derechos, que debe rendir cuentas a la ciudadanía, y se difunde, a partir de la concepción de libertad de elección y satisfacción del cliente, la idea de que los servicios tienen que rendir cuentas a sus clientes. En lo educativo, la relación escuela prestadora de servicio y familias clientes rompe la columna vertebral de la gestión democrática, de la alianza y cooperación entre los tres sujetos clave de la comunidad educativa: estudiantes, profesionales de la educación y familias.

Por otro lado, el achicamiento de lo público viene acompañado de una intolerancia al debate y a la participación social de modo que hemos visto, en nuestro continente, a una creciente criminalización de los movimientos sociales y en lo que toca al campo educativo, de estudiantes, maestros y maestras.

Las luchas de los movimientos sociales por el derecho a la educación deben, por lo tanto, ubicarse y articularse a luchas más amplias, de democratización, de Estados como garantes de derechos, de cambios profundos de paradigmas de vivir, que tengan bases y que apunten a horizontes en donde la humanidad de los seres humanos y su dignidad estén en el centro y en donde la educación sea medio y fin para eso. Zygmunt Bauman subraya la importancia de la educación en la construcción de una nueva ciudadanía, lo que implica en resistir a la creciente individualización de nuestra modernidad liquida[3], que aniquila el sentido de lo público y el reconocimiento de las personas como sujetos de derechos, dotados de poder y capaces de promover justicia.

Las luchas colectivas de movimientos sociales y de redes de organizaciones que se articulan en la defensa del respeto, protección y realización del derecho humano a la educación han sido absolutamente fundamentales en resistir y avanzar en este sentido. Todas las conquistas logradas en materia de derechos humanos son fruto de luchas sociales que tienen historia. La acción colectiva que llevan adelante esos movimientos y redes, su manera de actuar a partir del debate, del dialogo, de la articulación de diferentes, de la promoción de pensamiento crítico, son en sí mismo la puesta en marcha de un paradigma alternativo al que hoy se presenta como hegemónico.

Recién, el mundo ha acompañado las movilizaciones estudiantiles de nuestra región y en especial las de Chile, que claman por el reconocimiento de la educación como derecho humano fundamental y del Estado como su garante. Esas movilizaciones ocuparon el espacio público con debate, con expresión y con ciudadanía activa, subrayando que lo público debe de ser recuperado, que las lucha por derechos y por democracia van juntas, que lo humano de nosotras y nosotros no se va a entregar y que, aunque en un escenario hostil, la resistencia insiste y se impone.

(*)Coordinadora General de la CLADE Y Presidenta de la CME

domingo, 18 de diciembre de 2011

Por Patricia Jaramillo

Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
GT Educación
Necesitamos ser más humanas y más humanos y la democracia necesita de las ciencias humanas y sociales
Por Patricia Jaramillo(*)
REPEM-Colombia

El sociólogo Pablo González Casanova en un artículo publicado en México en el diario La Jornada en octubre de 2004 decía:
“En estos tiempos de mentira e infamia como diría el gran poeta Antonio Machado, la lucha por la autonomía de la universidad, no solo exige luchar contra la lógica mercantil, como visión del mundo y de la vida, sino contra los argumentos a favor de una universidad que solo atiende a la educación de los jóvenes en función de las demandas del mercado, propuesta no solo irracional, sino despiadada”.
En Colombia, durante el presente año se adelantaron innumerables actividades en torno a la propuesta de Reforma de la Ley 30 de 1992 que rige la educación superior. Sin embargo, tales seminarios, foros, conversatorios y demás acciones del sector universitario, pasaron desapercibidas para propios y extraños, en parte porque solamente reparamos en los problemas de la universidad, cuando se detiene la supuesta normalidad por alguna de las vías aledañas a los centros de educación superior pública.
Es por esta razón que los medios de comunicación del país y algunos de la región, registraron desde el mes de octubre, un extraño movimiento universitario que salió a las calles en grandes marchas por todas las ciudades con estrategias de denuncia basadas en la creatividad y la expresión pacífica de sus demandas, generando desconcertó y admiración por su capacidad argumentativa y organizativa.
Pero bien que es lo que mueve a los y las estudiantes???
A este punto es necesario retomar las palabras de González Casanova, para reflexionar un poco sobre una de las causas del malestar.
Las políticas educativas contemporáneas están orientadas también por las decisiones que se desprenden del modelo neoliberal de mercado, el cual se ha profundizado a partir de los años 90`s, cuando cerca de 80 países, entre ellos Colombia, se vincularon al llamado Consenso de Washington[1], el cual marcó un derrotero: entregar la producción y distribución de los derechos sociales y la administración del bien común a las fuerzas del mercado.
En el caso de la educación superior, preparar individuos capaces de vender su conocimiento al mejor postor y asignarle a la universidad una función meramente instrumental, la generación de productos (léase profesionales, técnicos, tecnólogos) funcionales al mercado, para producir el lucro económicamente necesario, en contraposición con la idea del trabajo como valor social y socialmente necesario, para el bienestar de la población.
El resultado en este país con un gran cantidad de población joven, está a la vista: cada vez más la personas se equiparan de manera dramática con unidades de producción, sólo que los y las egresados de los centros de educación superior son diferenciados en relación con el capital humano, es decir, las competencias para jugar en el mercado.
No cabe duda que el malestar que acompaña a la juventud de nuestros países, se relaciona con el modelo de desarrollo en el cual esta necesidad creada de capital humano, aún cuando se logre acumular y cada país mejore sus niveles, no genera resultados para las personas y su calidad de vida.
Frente a las cifras exorbitantes de crecimiento económico, “Colombia es uno de los países más desiguales del mundo”, (espera seguir creciendo económicamente, por encima del 5%) todos los días se informa sobre la ampliación de las brechas entre ricos y pobres, la riqueza se sigue concentrando en pocas manos (índice de gini para Colombia 0,82) y la pobreza se incrementa en poblaciones cada vez más amplias (45% de los colombianos son pobres y el 16% está por debajo de la línea de pobreza) [2].
Podría decirse que este es el malestar que mueve al estudiantado a denunciar y movilizarse. Sin embargo, ésta es solo una cara de la moneda, pues de otro lado está el proceso de desfinanciación de la educación, mediante el cual los derechos se transforman en servicios que se compran y se venden, según la capacidad adquisitiva de cada individuo (léase: familia); proceso este que se cristaliza de un lado, en el déficit presupuestal que enfrentan las universidades públicas y de otro, en el Proyecto de Ley[3] que pretende reformar la Ley 30 que rige la educación superior, mediante el cual se busca colocar a las universidades públicas estatales en una competencia desleal con las universidades privadas y transforma radicalmente el principio de la financiación a la oferta por un sistema de créditos para “financiar” la demanda, es decir: convierte el derecho a la educación en un servicio educativo y a los estudiantes en usuarios de este. A la vez si están interesados en comprar este servicio, pueden endeudarse con hipotecas similares o aún mas onerosas que las de compra de vivienda, por quince (15) años o más, dependiendo de las opciones que ofrece el mercado educativo.
Estas son en términos muy generales algunas de las razones que han dado lugar a las movilizaciones estudiantiles y a la monumental organización de universidades públicas y privadas en Colombia, asì como en otros países de América Latina.
Los y las jóvenes nos han hecho sentarnos con ellos y ellas para reflexionar a partir de esta problemática, sobre la justeza de sus argumentos y trascender la mirada sobre el sistema socioeconómico imperante, en el cual el bien común deja de ser el objetivo del desarrollo y coloca en este punto otros temas a los cuales se les asigna mayor importancia económica y política: el gasto en defensa y seguridad. Para ello algunas cifras permiten ilustrar sobre la poca importancia que se les confiere a los presupuestos de la educación superior:
“… En cuanto al gasto militar las cifras son indicativas: en el 2002 fue de 11.003 miles de millones de pesos corrientes y en el 2010 ascendió a 23.065 miles de millones de pesos. En proporción al PIB tuvo este comportamiento: en el 2002 fue el 5,38%, y en el 2010 el 4,9%. Si se le ubica en el contexto regional, el caso colombiano es excepcional porque mientras que en el 2008 casi todos los países gastaban menos del 1% y otros entre 1,0% y 1,5% (Brasil, Venezuela, Perú, Uruguay y Bolivia), Chile gastaba el 3,5% y Colombia el 5,47%. Por otra parte, “en valores absolutos, con 12.468 millones de dólares, el gasto militar colombiano ocupa en 2010 el puesto 20 en mundo, muy por encima de todos los países de Latinoamérica y el Caribe, con excepción de Brasil”.
El único sector donde ha aumentado el “empleo” de manera sostenida ha sido el militar, porque cada año se crean nuevos comandos y batallones y se amplía el pie de fuerza de la policía y del ejército, hasta el punto que en el 2009 los efectivos conjuntos llegaban a 452.873. El Ejército pasó de 181 mil hombres a 241 mil entre el 2004 y el 2008 y en la actualidad en el país hay más de 80 mil soldados profesionales. … El presupuesto para defensa en el 2010 fue de 21,1 billones, en el 2011 de 21, 3 billones y en el 2012 se ha asignado una partida de 23,8 billones.
Mientras tanto, los gastos educativos han evolucionado así: en el 2010, 20,58 billones, en el 2011, 21,2 billones, y en el 2012 se han asignado 23 billones de pesos.
El asunto es más significativo si tenemos en cuenta el gasto en educación superior. Al respecto vale señalar la evolución del presupuesto destinado al sector: en 2002 se destinaban 500 mil millones (0.87% del total del presupuesto), en el 2010, 2,29 billones (1,5%), en 2011, 2,371 billones (1.6%) y en el 2012 se le ha asignado un total de 2,5 billones (1,5%). Podría pensarse que hubo un incremento notable en el presupuesto para la educación superior porque se dobló, pero eso es relativo por el aumentó forzado de la cobertura educativa y, además, porque si se compara con el alza del presupuesto militar el aumento del gasto en educación superior resulta siendo ridículo, ya que mientras el primero saltó de 11 a 24 billones, el segundo subió de medio billón de pesos a 2 billones y medio en el mismo período. (…)”[4]
En este contexto, la Mesa Amplia Nacional Estudiantil – MANE- y el movimiento que han agenciado, han devuelto la esperanza en un país que además enfrenta múltiples crisis, pero que ve en ellos la posibilidad de recomponer el tejido social y fortalecer la sociedad civil, tan ausente en Colombia durante las últimas décadas. Y por tanto nos invitan a continuar construyendo caminos de esperanza para un bien vivir, donde todos y todas tengan oportunidades y las ciencias humanas y sociales no sean reducidas a desarrollar y ejecutar competencias para solucionar los desastres y a veces para participar en las causas de los mismos.
Retomando el paradigma del conocimiento establecido por Kuhn[5], podemos también conocer y aprender colectivamente y construir de esta forma, otros referentes de conocimiento donde los diversos saberes confluyan y se retroalimenten para lograr e bien vivir.
Necesitamos ser más humanas y más humanos y la construcción de la sociedad, necesita de las ciencias humanas y sociales.

(*)Patricia Stella Jaramillo Guerra. Coordinadora Regional REPEM América Latina- Profesora Asociada de la Universidad Nacional de Colombia. Diciembre de 2011
(3)que retiró el Gobierno por la presión del movimiento estudiantil, pero sigue vivo aún
(4)Tomado de VEGA CANTOR, Renàn: CONTRARREFORMA EDUCATIVA EN COLOMBIA: ¿Bienvenidos a la Universidad de la Ignorancia!. Profesor Titular Universidad (5)Pedagógica Nacional. Bogotá, Noviembre 11 de 2011
(6)KUHN, Thomas. Segundos pensamientos sobre paradigmas (1970)

sábado, 17 de diciembre de 2011

Por Nélida Céspedes Rossel

Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
Grupo de Trabajo de Educación
Movimiento de Educación y luchas sociales y políticas
Por Nélida Céspedes Rossel(*)

Hay un consenso generalizado de la crisis de la educación y del fracaso de las políticas educativas. Entre las principales razones tenemos que la educación desde el modelo neoliberal ha sido vista como una mercancía y no como un derecho. Por ello no se ha garantizado la educación pública y gratuita expulsando a miles de estudiantes, fuera del sistema escolar, hay una alta repitencia y deserción y grandes brechas educativas entre una escuela urbana y una rural. La educación se ha caracterizado por ser monocultural y homogenizante y el Estado no ha asegurado el derecho a la educación en la diversidad de las mayorías nacionales.
A pesar de la firma de acuerdos no se han cumplido con los presupuestos asignados y el financiamiento es deficiente. Esto ha traído como consecuencia una educación de pésima calidad y son principalmente las familia las que aportan un gran porcentaje del presupuesto para la educación, dejando en claro el carácter no gratuito de la educación pública.
Si bien la educación es responsabilidad del Estado, es fundamental la participación de la sociedad, en muchos países esta participación reviste un carácter de formalidad por lo que las sentidas necesidades de los y las estudiantes no están suficientemente visibilizadas en la vida escolar. Por otro lado la relación entre escuela y comunidad- barrio es débil, estando la escuela de espaldas a la generación de una sociedad educadora.
Señalamos que hay ineficiencia en el sistema público educativo, así como falta de transparencia y corrupción, lo que hace mucho más frágil la vigencia del derecho a la educación.
Por ello, de norte a sur del continente latinoamericano y caribeño, hemos asistido a la flagrante violación al derecho a la educación, en el Sur, las luchas que ha sostenido el movimiento estudiantil en Chile, no ha hecho más que develar que el modelo privatizador basado en el lucro, que nos quisieron vender como la salida a la educación, ha demostrado su inoperancia y el olvido del Estado como garante de los derechos, elitizando la educación a través de un sistema que viola la gratuidad de la educación, discrimina y segrega socioeconómicamente a los estudiantes del sistema escolar. El cierre de las escuelas del campo de Brasil, levantó la protesta del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra, que exigieron su reposición, ya que no defender el derecho de los y las estudiantes del campo, es un crimen. Así también tenemos a los estudiantes Centro Americanos de Honduras, que al igual que el movimiento estudiantil chileno, han sido duramente reprimidos; o las luchas de los Caribeños de Santo Domingo por el 4% del presupuesto en Educación. Cada una de estas luchas que se han dado a diverso niveles, han desatado grandes movilizaciones en el país, en las regiones y a nivel internacional.
Tomando como ejemplo las luchas del movimiento estudiantil en Chile, lo que está a la base de ellos, como decía Camila Vallejo: “En Chile, se instauró en el ámbito educacional un modelo de mercado, un modelo neoliberal que es dentro de la instauración de un modelo de desarrollo neoliberal, que no es solamente en la educación pero que repercute fuertemente en la educación y que en términos generales en la sociedad chilena reproduce y profundiza las desigualdades. Este modelo, que privilegia las ganancias de unos pocos, denigra la dignidad y la estabilidad de la gran mayoría, saquea constantemente nuestros recursos naturales y eso también tienen un expresión que hay en micro escala en la educación. Entonces, eso se ha ido evidenciando y han habido distintas manifestaciones a lo largo de estas décadas pero con poco éxito, pero han sido algunos pellizcones, algunos impulsos, que hoy en día se desencadenan en una expresión mayor de síntesis, donde no son solamente los estudiantes los que salen a las calles sino que la sociedad chilena en su conjunto, las familias, los trabajadores, porque el problema de la educación termina siendo un problema social y un problema estructural”.
Por tanto la movilización por el derecho a la educación es un problema social y un problema estructural y que si bien se hace necesario la organización y profundización del movimiento por la educación este tiene que ser articulado al conjunto de las otras luchas sociales por la vida, la dignidad de las personas y las sociedades. Es ante todo una lucha política.
Es ante esta lucha política que los principios de la educación popular tienen toda su vigencia, porque como corriente político pedagógica que se construye en interrelación con el contexto se basa en: a) un pensamiento crítico para el análisis de la realidad política, social, cultural, económica, en el sentido de avanzar hacia la emancipación personal y social; b) Una intencionalidad política emancipadora; c) El reconocimiento del rol de los sujetos populares como actores de su emancipación, d) Entender a los sujetos en sus múltiples dimensiones: racionales, afectivas, lúdicas, trascendentes; e) Procesos pedagógicos que interactúan con tales dimensiones para la transformación personal y social, f) Metodologías y estrategias de trabajo que contribuyen a que los sujetos se construyan como personas activas, participativas, sujetos sociales de derechos y ciudadanos aportando al bien común. Y es sobre todo una apuesto ética, política y pedagógica.
Tomando las palabras de Marco Raúl Mejía, en su libro, “Educaciones y pedagogías críticas desde el sur” señala que: “Plantear la vigencia de la educación popular como parte de un pensamiento educativo y pedagógico latinoamericano en estos tiempos de revolución científica, de capitalismo cognitivo, significa no sólo recoger los retos para dar respuesta a estos cambiantes tiempos, sino también un ejercicio de volver al adentro de ella y de sus prácticas, y desde allí reconocer los elementos que desde su acumulado hoy le dan una presencia y una vigencia que nos permita dar cuenta en este momento histórico de ¿para qué?, ¿por qué?, ¿cómo? se hace educación popular”.
PROFUNDIZANDO EN ALGUNOS RETOS
Educación monocultural y homogénea: Una de las caras más excluyentes de la educación está en el olvido de las poblaciones rurales, indígenas, amazónicas y afrodescendientes en América Latina y el Caribe. No se ha tomado en cuenta las particularidades y riquezas culturales, lo mismo ha pasado en el mundo. Se nos ha impuesto un modelo educativo occidentalizado que homogeniza, que estandariza, que es monocultural y colonizador.
Por ello es una cuestión de ética de política, y de gran valor, el paradigma educativo que se viene desarrollando en Bolivia, en el que el paradigma del Buen Vivir plantea un nuevo tipo de relaciones entre el ser humano y la naturaleza, fundado en el respeto a la cosmovisión, basándose también en una perspectiva intercultural.
La perspectiva intercultural, y añadimos interculturalidad crítica, es sustantiva a este paradigma. Tubino(1), plantea que el enfoque de la educación que se desprende de la interculturalidad crítico-liberadora no es funcional sino más bien crítico al modelo económico y societal vigente, desde este enfoque no se puede ni se debe disociar interculturalidad de ciudadanía. Kimlika(2) nos refiere a una ciudadanía diferenciada (derechos de autogobierno, derechos poliétnicos, derechos especiales de representación). El enfoque de la interculturalidad crítica en la educación es un enfoque que prioriza la formación de ciudadanas y ciudadanos interculturales, comprometidos en la construcción de una auténtica democracia multicultural e inclusiva de la diversidad. En ese sentido la interculturalidad no es concebida como la integración al modelo cultural hegemónico, sino como la base del nuevo pacto social como el que las sociedades necesitamos y se entiende como:
  • Proceso que se construye permanentemente, confrontando relaciones asimétricas entre culturas, no elude el conflicto y busca la transformación de la sociedad respetando la diversidad y la ciudadanía diferenciada.(3)
  • Proceso pedagógico, de aprendizaje para el reconocimiento de saberes y diversas racionalidades en la construcción de conocimiento, para interpelar las certezas y enfrentar las incertidumbres.
  • Proceso político, en las relaciones de poder en la escuela y la comunidad que cuestiona la subordinación del conocimiento y la cultura de grupos oprimidos y excluidos que acompañó al colonialismo y que hoy en día continúa con la globalización.(4)
  • Un tema ético, de reconocimiento del otro diferente, diverso, como válido, no solo en el espacio rural vinculado a lo bilingüe sino también en lo urbano como propuesta de país.
Estos son puntos centrales en el que deben sustentarse hoy los sistemas educativos y societales, porque enfrenta la desigualdad y la exclusión de millones de personas en el mundo y constituye una de las banderas de lucha del movimiento educativo y social por una vida digna, que no están tan presentes.
La armonía entre el hombre y la naturaleza
El antropocentrismo es una doctrina que ha puesto al hombre como centro del mundo, sin contemplar a la naturaleza como algo digno de respetar sino más bien la ha utilizado en beneficio propio. Esta doctrina ha provocado efectos como el calentamiento global del planeta, las guerras bacteriológicas entre otros, que sólo nos han llevado a la depredación del planeta, contribuyendo a su desequilibrio y destrucción, debido a que el hombre se ha colocado en total desconexión con la naturaleza. El reto actual es llevar una vida en equilibrio con todos los seres dentro de una comunidad. El Buen vivir se basa en la íntima relación entre hombre y naturaleza, la llama su hermana, perspectivas como el desarrollo sustentable y/o sostenible se acercan de alguna manera al Buen vivir.
Existen diversas prácticas que se vienen desarrollando en la escuela y deben potenciarse, como la escuela que aprende en el campo cultivando la tierra y el agua, conociendo y practicando lo que hacen sus padres, aprendiendo desde el calendario comunal que los estrecha a la naturaleza y a sus ciclos. Tal vez son pequeñas iniciativas, pero gota a gota hacen los grandes cambios.
Estas pequeñas iniciativas son respuestas a políticas depredadoras por el gran capital que han hecho de nuestro universo, su botín.
Junto a lucha por un nuevo modelo político, social, ambiental, social y cultural, deben desarrollarse propuestas educativas que vayan prefigurando la sociedad que anhelamos y con profundo sentido de trasformación, andando contra la corriente.
¿Movimiento de educación o movimiento político social?
No hay dicotomía posible, la lucha por el derecho a la educación, es una lucha política que es responsabilidad de todos y todas. Estamos ante una gran crisis que requiere la mayor unidad, que implica trabajar por un nuevo proyecto de sociedad.
Sin embargo nos toca al movimiento de educadores profundizar en torno a la educación como aporte a las propuestas político sociales. A propósito de la preocupación por la educación de jóvenes y adultos hemos planteado que la Educación Popular en lo epistemológico busca la construcción de un nuevo conocimiento, entendiendo la EP como un acto liberador, en el que el conocimiento es construcción social permanente de los sujetos, ligados a dinámicas reales socio económicas, políticas, culturales, ambientales, de género, que requieren de nuevos diálogos con corrientes de pensamiento que nos interpelan y enriquecen nuestras visiones.
Desde la pedagogía entendemos que es un proceso socioeducativo en el que nadie educa a nadie, que se basa en una pedagogía crítica, democrática, una pedagogía del diálogo que tiene como punto de partida la experiencia y vivencia de los actores sociales, para volver a la vida transformándola.
Urge la articulación a los actores sociales constituyéndonos todos en actores de cambio político en que lo educativo constituye un aporte fundamental. Nuestra acción transformadora se nutre de la diversidad cultural que recoge de todas las culturas su propia cosmovisión, promueve lazos de hermandad y diálogo intercultural en aras de la convivencia humana, de la justicia social y el desarrollo de las personas y comunidades en igualdad de oportunidades y con sentido no consumista de la vida, que aspira a que hombres y mujeres, vivamos como seres productivos, creativos, solidarios, con pensamiento crítico, y podamos construir una gran colectividad humana universal en bienestar, en paz, con alegría, humor y amor.
Como movimiento de educadores populares, urge articularnos a los movimientos sociales y organizaciones sociales de los diferentes contextos latinoamericanos y caribeños, porque allí se nutre nuestro pensamiento y nuestra práctica educativa, al lado de quienes luchan por su liberación contra la explotación capitalista, contra el modelo neoliberal que agudiza la pobreza y la exclusión económica y social, al lado de los movimientos medioambientalistas, de las luchas de los pueblos y culturas originarias, de los movimientos de mujeres que demandan derechos específicos y equidad de género, al lado de los movimientos de los productores del campo que reclaman tierra y acceso a mercados, al lado de los pueblos que luchan contra la imposición de los tratados de libre comercio, y los que luchan contra el pago de la deuda externa por injusta, al lado de los movimientos de derechos de los inmigrantes que son la fuerza laboral explotada que ocupa los puestos de más bajos a nivel salarial y de condiciones de trabajo en EEUU y Europa.
Por la riqueza y poder de los planteamientos que sirven de base al Movimiento de Educación y luchas sociales y políticas, comparto algunos puntos planteados por Marco Raúl Mejía(5):
· Construir la especificidad latinoamericana de la educación de estos tiempos. El síndrome de la globalización con mirada del mundo del norte ha hecho que los tecnócratas del sur hayan terminado, en educación, con el síndrome de transferencia tecnológica del mundo del norte al sur. Estas políticas han sido adecuadas para el campo de la educación obviando nuestras particularidades culturales, políticas y sociales, montando una educación para el mundo del sur, como si nuestro proyecto fuera a ser como los del norte. Esto va a exigir un esfuerzo permanente por recobrar nuestra identidad, como expresión que enfrenta el pensamiento único en educación.
· Construir la masa crítica como comunidad educativa de estos tiempos. No va a ser posible desarrollar la tarea si no se produce una interconexión entre grupos, movimientos, personas, que construyan la mirada crítica sobre este momento. Esto requiere construir plataformas que movidas desde temas afines y sin centros que homogenizan, den forma a redes y procesos de construcción colectiva, que aprovechen los desarrollos de la tecnología para construir comunidad de pensamiento y acción, que saque de la insularidad local o nacional, abriéndonos a perspectivas en las cuales la deliberación pública de lo educativo tome forma, en múltiples comunidades, conformadas en los más variados lugares.
· Construir un debate público sobre lo político pedagógico. El asalto de la pedagogía, por la concepción sajona --que menos la valoriza-- requiere que los grupos que se mueven en otros paradigmas o en miradas críticas, aúnen esfuerzos para abrir un debate intelectual, con consecuencias prácticas sobre el lugar de la pedagogía en esta encrucijada.
· Construir los movimientos sociales de la educación y la pedagogía. Nunca como antes la educación se hace indispensable a la sociedad. Esto va a requerir construirla más allá del gremio y gobierno, construyendo los movimientos de la pedagogía en este tiempo, coherentes con cierta irrupción de la subjetividad globalizadora.
· Construir el maestro como sujeto de saber. La mirada colonizadora sobre las mentes de los maestros insiste en dictar currículos realizados por expertos y ejecutados por los maestros, convirtiendo a éstos en objetos de saber y en ocasiones portador de metodologías y enfoques pedagógicos. Es necesario que el maestro sea asumido como sujeto constructor y productor de saber, que establezca otra relación con su práctica, que ejerza su profesión en la sociedad, teniendo ese nuevo estatuto cultural y salarial.
· Generar reconocimiento a los procesos de transformación escolar. En múltiples sitios, hay procesos en marcha, que se producen como respuesta crítica a las políticas oficiales, configurando la educación, como una construcción desde el cotidiano de la escuela y el aula. Estas “innovaciones”, “experiencias significativas”, deben ser promovidas, reconociendo esas geopedagogías como nuevo lugar de enlace y construcción de proyectos desde las especificidades de sus territorios, nuevo lugar de política en el aula, donde están transformando su realidad desde el cotidiano escolar.

(*)Presidencia-CEAAL. Vicepresidenta (América Latina), Consejo Internacional de Educación de Personas Adultas (ICAE)
(1)Fidel Tubino. Interculturalidad para todos ¿Un slogan más? Decano de la Facultad de Estudios Generales de la PUCP. Lima, m Perú.
(2)Kymlicka Will. Ciudadanía multicultural. Paidos, Barcelona, 1996
(3)Kymlcika Will. Ciudadanía multicultural. Paidos, Barcelona, 1996
(4)Quijano Anibal. http://www.rrojasdatabank.info/pfpc/quijan02.pdf
(5)Leyendo las Políticas Educativas dela Globalización. Presentación en el panel sobre reformas educativas en América Latina en el XX Congreso de la CIEC Santiago de Chile Enero 8-14 de 2004. Versión ampliada de mi ponencia presentada al Seminario de Maestros Gestores, Medellín, Colombia, 4 y 5 de diciembre de 2003, y de mi artículo “Remedios que enferman”, publicado por Le Monde Diplomatique, edición Latinoamericana, agosto de 2003.