miércoles, 30 de noviembre de 2011

Por: Ladislau Dowbor

Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
GT Educación       Una crisis sistémica    Ladislau Dowbor(*)
Noviembre de 2011





Otro mundo posible no es un sueño. Es una necesidad. Estamos viviendo un lento desarrollo de procesos críticos que convergen y nos amenazan. De forma muy resumida, se trata de los desequilibrios ambientales y de la desigualdad económica; y la concentración financiera que los agravan. Frente a estos ejes críticos, los instrumentos de gobernanza hoy disponibles son simplemente insuficientes. (ver grafico (1) en http://www.icae2.org/files/4_ladislau_es.pdf)
Somos hoy 7 mil millones de habitantes, contra 1,5 mil millón hace un siglo. A cada año, son 80 millones más, un país como Egipto. Y todos queriendo consumir más, lo que se refleja en la línea del PIB (GDP). Con esto, se expande la emisión de dióxido de carbono y aumenta la temperatura. Ambos procesos están directamente ligados a la expansión de la flota de automóviles (estamos llegando a mil millones de autos) y la deforestación planetaria. La presión sobre el agua está aumentando, y ya se habla de oro azul. La deforestación, el exceso de productos químicos en el suelo y la reducción del hábitat están generando una crisis de biodiversidad. Las tecnologías modernas están llevando, con el GPS, que permite mapear las rutas de los cardúmenes y otras tecnologías de pesca industrial, a una generalización de la sobrepesca y a la ruptura de las cadenas alimentarias oceánicas. Los sistemas globalizados de flujos financieros permiten una sobrexplotación generalizada de los recursos, y entre otros, del petróleo. Este último es ejemplar: resulta de procesos naturales de millones de años, y lo habremos agotado en 200. La convergencia de las tensiones generadas para el planeta se vuelve evidente.
No solamente el planeta está mal. El segundo iceberg que nuestro Titanic planetario tiene por delante es el drama de la desigualdad. La financierización de los procesos económicos viene alimentándose, desde hace décadas, de la apropiación de las ganancias de la productividad que la revolución tecnológica en curso permitió, y de forma cada vez más desequilibrada. La concentración de ingresos en el planeta está alcanzando límites absolutamente obscenos.
El poder de compra está determinado por el acceso al ingreso. Imaginen la totalidad de la producción del planeta, 60 billones de dólares, en una copa de champaña. En la parte superior, “los 20% más ricos de la población se apropian de tres cuartos de los ingresos del mundo. En la parte más baja, donde la copa se afina, los 40% más pobres detentan 5% de los ingresos del mundo y los 20% de los aún más pobres tan sólo el 1,5%. Los 40% más pobres corresponden básicamente a los 2 mil millones de personas que viven con menos de US$2 al día.” América Latina ocupa un lugar destacado: “La distribución global de ingresos también hace resaltar el grado extremadamente elevado de desigualdad en América Latina.” (HDR-2005, p. 37 http://hdr.undp.org/en/media/HDR05_complete.pdf )
La concentración de ingresos es absolutamente escandalosa, y nos obliga a mirar de frente tanto el problema ético, de la injusticia y de los dramas de miles de millones de personas, como el problema económico, pues estamos excluyendo miles de millones de personas que podrían no sólo estar viviendo mejor, sino contribuyendo de forma más amplia con su capacidad productiva. No habrá tranquilidad en el planeta mientras la economía esté organizada en función de un tercio de la población mundial. Las personas no siempre se dan cuenta de la dimensión del drama. Hoy día, mil millones de personas sufren hambre. De estas, alrededor de 180 millones son niños. De estos, a su vez, entre 10 y11 millones mueren actualmente por no tener acceso al alimento, y muchos por no tener acceso siquiera al agua limpia.
En la lógica del sistema capitalista en que vivimos, interesa producir para quienes tienen capacidad de compra. Ya las empresas más poderosas adquieren el control de las más frágiles, generando una extrema concentración de poder que, por su vez refuerza la concentración de ingresos. Hoy día 737 empresas controlan el 80% del conjunto del mundo corporativo, y un núcleo de 147 controla el 40% (http://bit.ly/LZXpX) (ver figura (3) http://www.icae2.org/files/4_ladislau_es.pdf)
El mapeo de esta red de control corporativo planetario está publicado por el Instituto Federal Suizo de Investigación Tecnológica, uno de los más respetados del mundo, con 31 premios Nobel y no-sospechoso de manipulaciones ideológicas. Según los investigadores, combinando el poder de control de los actores en el tope (top ranked actors) con sus interconexiones, “encontramos que, a pesar de su pequeña dimensión, el núcleo detenta colectivamente una amplia fracción del control total de la red. En el detalle, casi 4/10 del control sobre el valor económico de las Empresas Transnacionales (ETNs) del mundo, a través de una complicada tela de relaciones de propiedad, está en las manos de un grupo de 147 ETNs del núcleo, que detenta casi el pleno control sobre si mismo. Los actores del tope dentro del núcleo pueden considerarse así como una “superentidad” en la red global de las corporaciones. Un hecho adicional relevante en este punto es que ¾ del núcleo está formado por intermediarios financieros.” Esto ya no es mercado, es política. Y nadie ha elegido a los ejecutivos de Goldman&Sachs o de Lehman Brothers.
A partir de un determinado nivel de poder, las reglas del juego empiezan a cambiar. Las grandes corporaciones financieras que dominan el sistema han pasado a cambiar las leyes que rigen el propio sistema financiero, promoviendo la reducción de los impuestos para los más ricos, substituyendo los impuestos pagados por los ricos por endeudamiento público, liquidando los sistemas de regulación que daban a los gobiernos un cierto control sobre el sistema.
Al juntar los tres ejes, el compromiso del planeta, la concentración de ingresos y la concentración del control corporativo financiero, llegamos a una conclusión bastante obvia: estamos destruyendo el planeta, para el provecho de un tercio de la población mundial. Y de tanto concentrar riqueza, este sistema ni siquiera logra gobernarse y profundiza la crisis. Estos son los datos básicos que orientan nuestras acciones futuras: invertir la marcha de la destrucción del planeta, reducir la desigualdad acumulada y regular el sistema corporativo financiero que domina estos procesos.

(*)Ladislau Dowbor es profesor de la PUC-SP, consultor de las Naciones Unidas, y colaborador de varias instituciones, incluyendo el Instituto Paulo Freire, el Instituto Polis y el Centro de Estudios del Futuro. http://dowbor.org


martes, 29 de noviembre de 2011

Por Roberto Bissio

Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
GT Educación
El derecho a un futuro
Una visión general del Informe Social Watch 2012
Roberto Bissio

FOTO: Claudia Pioli - Curso IALLA VI Montevideo 2010

La Asamblea General de las Naciones Unidas ha encomendado una conferencia cumbre que se celebrará en junio de 2012 en Río de Janeiro, Brasil, la ciudad que acogió hace veinte años la histórica Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Conocida popularmente como la Cumbre de la Tierra, la conferencia de Río de 1992 respaldó la noción de desarrollo sostenible y aprobó las convenciones internacionales sobre el cambio climático, la desertificación y la biodiversidad.
La Comisión Brundtland(*) definió en aquel momento el “desarrollo sostenible” como un conjunto de políticas que “satisfacen las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades". Ha sido entendido comúnmente como determinante de los requisitos de la esfera social (mediante la erradicación de la pobreza), permitiendo al mismo tiempo que la economía crezca y respetando el medioambiente.
La cumbre de Río de 1992 no brindó una definición de qué son exactamente las “necesidades del presente”, pero en la serie de conferencias de la ONU de los años noventa se definió una serie de compromisos sociales, entre los cuales están el de erradicar la pobreza y lograr la igualdad de género, y se identificaron varios indicadores y objetivos. Cada país debería decidir sobre las políticas para poder lograr estos objetivos y metas acordados universalmente. Sin embargo, tras el colapso del Pacto de Varsovia y la desintegración de la Unión Soviética, pareció haber un consenso generalizado de que el camino a seguir eran el libre comercio y la liberalización económica.
De este modo, la Organización Mundial del Comercio, creada en 1995, anuncia en su página Web que "la apertura de los mercados nacionales al comercio internacional (...) alentará y contribuirá al desarrollo sostenible, aumentará el bienestar de las personas, reducirá la pobreza y fomentará la paz y la estabilidad". Del mismo modo, el primer artículo del Convenio Constitutivo del Banco Mundial, enmendado en 1989, establece como objetivo "promover el crecimiento equilibrado y de largo alcance del comercio internacional, así como el mantenimiento del equilibrio de las balanzas de pagos, alentando inversiones internacionales para fines de desarrollo de los recursos productivos de los miembros, ayudando así a aumentar la productividad, elevar el nivel de vida y mejorar las condiciones de trabajo en sus territorios".
Estas dos poderosas organizaciones internacionales han dado forma a las políticas económicas de los países en desarrollo en las últimas dos décadas a través de sus resoluciones sobre el comercio o las condiciones impuestas a las economías endeudadas. Ambos están de acuerdo en afirmar claramente que el crecimiento comercial y económico son los objetivos clave de sus políticas y las contribuciones más importantes al desarrollo sostenible de sus países miembros.
Y han tenido éxito: el total de las exportaciones en el mundo se ha multiplicado casi por cinco en veinte años, pasando de un valor total de 781 mil millones de dólares americanos en 1990 a 3.7 billones de dólares en 2010. En el mismo período, el habitante promedio del mundo ha más que duplicado sus ingresos de 4.079 dólares americanos al año en 1990 a 9.116 dólares en 2010.
El déficit de la dignidad
Estos indicadores aluden a una abundancia de recursos más que suficientes para garantizar las necesidades esenciales de los siete mil millones de habitantes del mundo. Y sin embargo, muchos de ellos padecen hambre.
Para monitorear las privaciones, Social Watch ha desarrollado un Índice de Capacidades Básicas, que es un promedio de mortalidad infantil, nacimientos atendidos por personal especializado y educación primaria. Estos tres indicadores son muy básicos y deberían alcanzar el cien por ciento, es decir, que ningún niño debería no estar escolarizado, ninguna mujer debería dar a luz sin asistencia y ningún niño nacido vivo, o al menos, menos del uno por ciento de ellos, debería morir antes de cumplir cinco años, ya que la principal causa de estas muertes evitables es la desnutrición y la pobreza.
Todos los indicadores calculados en el BCI forman parte de los objetivos acordados a nivel internacional y reflejan lo que debe alcanzar un piso social mínimo. Por debajo de éste, hay un déficit de dignidad.
Pero el mundo está lejos de lograr estos objetivos básicos. El BCI sólo subió 7 puntos entre 1990 y 2010, lo cual es un avance muy pequeño. En realidad, este avance fue de más de cuatro puntos porcentuales entre 1990 y 2000 y de apenas tres puntos porcentuales entre 2000 y 2010. Esta es la tendencia opuesta de las líneas para el comercio y los ingresos, que crecieron más rápido después del año 2000 que en la década anterior. Es sorprendente que los indicadores sociales hayan avanzado más lentamente después del cambio de siglo, a pesar de los excelentes resultados de la economía y a pesar del compromiso internacional de acelerar el progreso social y lograr los ODM.
La razón obvia de esa divergencia de tendencias entre los indicadores económicos y sociales es el crecimiento desigual dentro de cada país y entre los países. Y los indicadores sociales sólo pueden empeorar, ya que el impacto de la crisis financiera global que comenzó en Wall Street en 2008 aún no está registrado en las estadísticas comparables a nivel internacional. Los números duros demuestran que la prosperidad no gotea”. Solía ser de sentido común que una economía en crecimiento beneficiara a los pobres, que la marea creciente levantara todos los barcos, grandes o pequeños, o que el pastel tuviera que crecer primero antes de poder repartirlo, pero los indicadores de progreso social parecen mostrar lo contrario.
Crecimiento a cualquier costo
El crecimiento de la economía es una prioridad para todos los gobiernos. Algunos lo definen como un primer objetivo político porque ha sido muy lento o incluso se ha revertido durante la crisis financiera global que comenzó en 2008.
La desigualdad es la razón por la cual, contra toda teoría y modelo, la pobreza no está disminuyendo, o lo está haciendo de manera muy lenta, incluso en países donde la economía está creciendo rápidamente. Al dar a las empresas más derechos sin las obligaciones correspondientes, la globalización exacerbó las desigualdades entre las naciones y dentro de ellas.
Tanto en los países ricos como en los pobres, sólo una pequeña minoría se benefició del excelente resultado económico mundial hasta la crisis financiera de 2008. Y luego, a los que no se beneficiaron de la bonanza se les pidió que pagaran para rescatar un sistema bancario en los países más ricos del mundo que se había vuelto "demasiado grande para fracasar".
El crecimiento económico requiere energía, y la energía está en el corazón de muchos de los problemas denunciados por las coaliciones de los países de Social Watch en este informe. La extracción de petróleo se identifica fácilmente con la contaminación, pero fuentes de energía supuestamente “más limpias”, tales como represas hidroeléctricas, aparecen como problemáticas en varios testimonios.
Los biocombustibles, a menudo etiquetados como "ecológicos", son una causa importante de perturbación del medioambiente en Colombia, donde el apoyo gubernamental al monocultivo agroindustrial (que proporciona los insumos para los biocombustibles) está causando el desplazamiento de poblaciones enteras de pequeños campesinos. Por si fuera poco, esto ni siquiera es el resultado de la demanda interna, sino de las necesidades de los Estados Unidos, subsidiado por préstamos de bancos multilaterales de desarrollo.
La desertificación aparece una y otra vez en los informes como un problema importante, especialmente en África.
El cambio climático también es la causa del desastre opuesto, catastróficas inundaciones que asolaron Centroamérica en 2011 y Benin en 2008 y 2010, donde los cultivos fueron destruidos y se registraron brotes de cólera, meningitis y fiebre amarilla.
Derechos en la base
Cuando los derechos civiles y políticos básicos no están presentes, la sociedad civil es incapaz de organizarse pacíficamente, la gente no puede hacer oír su voz y la calidad de las políticas se ve afectada. En Eritrea, “el infierno de África”, y en Birmania, se afirma claramente la necesidad de un gobierno democrático como requisito previo, del mismo modo que Palestina expresa que no hay desarrollo posible bajo la ocupación extranjera o que Yemen advierte dramáticamente que “poco se puede avanzar hacia el desarrollo sostenible porque el país está al borde de la guerra civil y enfrenta una hambruna generalizada y una catástrofe social”.
Sin embargo, la sociedad civil muestra una asombrosa capacidad de recuperación y despliega una gran creatividad en cuanto se le da la más mínima oportunidad. En Irak, las manifestaciones que sacudieron al país en febrero de 2011 exigiendo la eliminación de la pobreza, del desempleo y de la corrupción, ilustran el nuevo papel que están comenzando a desempeñar los ciudadanos iraquíes en una sociedad donde anteriormente la participación democrática era violentamente reprimida o silenciada por completo. Aunque aún en medio de un ambiente de inseguridad y libertades civiles muy deficientes, las organizaciones de la sociedad civil están creciendo y desempeñando un papel creciente en el desarrollo de la nación y se están uniendo a la insurgencia democrática de la "primavera árabe" de la región.
En Kenia, tras muchos años de lucha por una soberanía y una ciudadanía verdaderas, los ciudadanos finalmente lograron negociar una Constitución innovadora en 2010. Su enfoque en los derechos fundamentales, en la participación, la rendición de cuentas a los ciudadanos, brinda la base para definir el papel del Estado como elemento central para la construcción de una economía que cumpla con la promesa de equidad y derechos sociales y económicos fundamentales. En términos ambientales, la nueva Constitución también es un paso adelante, ya que establece el derecho de todos los kenianos a un medioambiente limpio y saludable.
En Bolivia y Ecuador, los procesos de reforma constitucional, respaldados también por grandes mayorías, han reforzado los derechos de los pueblos indígenas y, en lugar de utilizar las palabras "desarrollo sostenible" se inspiró en sus culturas para establecer, a nivel constitucional, los derechos de la Pachamama (Madre Tierra).
En Italia, aun cuando el desarrollo sostenible nunca formó parte de las prioridades del Gobierno de Berlusconi, cuatro exitosos referendos promovidos por la sociedad civil (contra la energía nuclear, la privatización forzada del agua y otros servicios públicos y en contra de la exoneración del Primer Ministro de la norma jurídica) llevaron a casi 27 millones de italianos a las urnas, y lograron empujar al país en la dirección correcta.
Las luchas ambientales, recuerda el informe de Bulgaria, fueron muy importantes en la lucha del país por la democracia. Ahora, tras años de creciente apatía, cada vez más personas se están involucrando en asuntos ambientales. La introducción de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) en el mercado y varias fallas en la implementación del programa NATURA 2000 para la conservación de áreas naturales se han convertido en dos grandes temas en el debate político y la movilización de los ciudadanos.
Desarrollo sostenible: ¿metas o derechos?
Mediante el monitoreo de los esfuerzos de lucha contra la pobreza y las estrategias de desarrollo a nivel nacional e internacional, Social Watch ha encontrado que los indicadores económicos y los indicadores de bienestar social no están correlacionados. Por tanto, hay que revisar de forma urgente las estrategias económicas para alcanzar los objetivos acordados a nivel internacional y que el goce de los derechos humanos sea una realidad para todos.
En la Cumbre de la Tierra, los líderes del mundo afirmaron que "la principal causa del deterioro continuo del medioambiente mundial es el patrón insostenible de consumo y producción, particularmente en los países industrializados (...) lo que agrava la pobreza y los desequilibrios". Esto es tan cierto hoy como lo fue en 1992.
Ningún estado actuando solo puede proveer los bienes públicos del mundo, y esto incluye la preservación de las funciones que mantienen la vida en la atmósfera y los océanos (amenazados por el cambio climático global) o la confiabilidad y la estabilidad del sistema financiero global, indispensable para el comercio y el desarrollo, pero amenazado por la especulación libre de obstáculos, la volatilidad monetaria y la crisis de la deuda. El hecho de no suministrar esos bienes públicos afecta el sustento de miles de millones de personas en todo el mundo y pone en peligro el bien público que inspiró la creación de las Naciones Unidas: la paz mundial.
Además, a pesar de las recomendaciones formuladas por la Cumbre de la Tierra para desarrollar indicadores de desarrollo sostenible y todo el trabajo realizado en esta área desde entonces, la comunidad internacional aún carece de indicadores consensuados para medir la sostenibilidad de los bienes públicos mundiales bajo su vigilancia.
El informe de la comisión Stiglitz-Sen-Fitoussi(**) sugiere claramente que los indicadores de bienestar y los indicadores de sostenibilidad tienen una naturaleza diferente, y los compara con el salpicadero de un automóvil, con diferentes indicadores para la velocidad y el combustible restante. Uno informa sobre el tiempo necesario para llegar a un destino, el otro tiene que ver con un recurso necesario que se está consumiendo y puede llegar a un límite antes de arribar a destino.
El marco de derechos humanos establece objetivos claros para los indicadores de bienestar. Los derechos a la alimentación, la salud, la educación, imponen el mandato de lograr la asistencia universal de todos los niños y las niñas a la educación, la reducción de la mortalidad infantil a menos del 10 por mil nacidos vivos (ya que la mortalidad por encima de esta cifra está relacionada con la desnutrición y la pobreza), la asistencia universal de todos los partos por personal especializado, el acceso universal al agua potable y el saneamiento, e incluso el acceso universal a los servicios telefónicos y de Internet.(***)
El ejercicio de esos derechos es una responsabilidad de los gobiernos de forma individual y mediante la asistencia y la cooperación internacionales, especialmente económica y técnica, hasta el máximo de recursos disponibles”, según el Pacto Internacional de DESC. La priorización de recursos también se aplica a la ayuda internacional. A fin de monitorear el uso efectivo de los máximos recursos disponibles (incluidos los de cooperación internacional), debe reforzarse el Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos. Además, el Protocolo Facultativo del Pacto de DESC debe ser ratificado para permitir a los ciudadanos reclamar sus derechos ante los tribunales, y las agencias bilaterales y multilaterales de desarrollo tienen que hacerse responsables de sus efectos en los derechos humanos.
Por otra parte, los indicadores de sostenibilidad se refieren al agotamiento de determinadas reservas o bienes no renovables. Cuando éstos forman parte del patrimonio común mundial, los acuerdos internacionales están obligados a garantizar la sostenibilidad. Al contrario del bienestar humano, que puede formularse en términos de objetivos, la sostenibilidad debe abordarse en términos de límites. Los límites pueden formularse como una prohibición absoluta de ciertas actividades, como la prohibición de la caza de ballenas o en la emisión de gases que agotan el ozono (Protocolo de Montreal), o pueden establecer cuotas para asegurar el no agotamiento, que pueden asignarse a los actores económicos a través de los diferentes mecanismos de mercado y no de mercado, respetando la equidad y los principios de solidaridad.
Cualquier formulación de "objetivos de desarrollo sostenible" que no incluya objetivos de cambio climático adecuados o no aborde aspectos de los derechos humanos y aspectos de la sostenibilidad al mismo tiempo y de una manera equilibrada, corre el riesgo de desbaratar la agenda integral de desarrollo sostenible sin ningún beneficio compensatorio.
En lugar de fijar de nuevas metas, lo que se necesita es un sistema de monitoreo y rendición de cuentas que pueda hacer realmente que todos los gobiernos, los del Norte y los del Sur, queden sujetos a revisión por sus obligaciones domésticas y, al mismo tiempo, creen un derecho de apoyo cuando esas obligaciones internas se cumplan pero los recursos disponibles aún no sean suficientes.
Al no cumplir con su responsabilidad de crear un sistema financiero global sostenible, los países más poderosos tampoco están permitiendo a los gobiernos de los países pobres utilizar sus recursos disponibles adecuadamente.
Deben establecerse nuevos derechos y mecanismos institucionales en relación con la sostenibilidad.
Este “derecho a un futuro” es la tarea más urgente del presente Se trata de la naturaleza, sí, pero también se trata de nuestros nietos y de nuestra propia dignidad, de las expectativas de 99 por ciento de los siete mil millones de hombres y mujeres, niñas y niños del mundo a quienes se les prometió la sostenibilidad hace dos décadas y en su lugar han encontrado que sus esperanzas y aspiraciones se funden en fichas de apuestas de un casino financiero global que está más allá de su control.
Los ciudadanos de todo el mundo están exigiendo un cambio, y este informe es solo una forma adicional de hacer oír su voz. El mensaje no podría ser más claro: las personas tienen derecho a un futuro y el futuro comienza ahora.
(*) Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, conocida por su Presidente, el ex primer ministro noruego Gro Harlem Brundtland. Publicó el informe titulado Nuestro futuro común que inspiró las deliberaciones de la Cumbre de la Tierra.
(**) El informe está disponible en http://www.stiglitz-sen-fitoussi.fr/
(***) Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.


Por Gita Sen

Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
GT EDUCACIÓN
Contribución para el debate electrónico de ICAE sobre “Crisis Capitalista, Justicia Social y Ambiental”
Gita Sen
(para DAWN – Alternativas de Desarrollo para la Mujer en la Nueva Era)
Noviembre de 2011
Esta contribución se funda ampliamente en los debates para el Desarrollo de DAWN, y forma parte del proceso colectivo de DAWN hacia un mundo basado en la justicia económica, ecológica y de género (http://www.dawnnet.org/). Quisiera agradecer especialmente a los miembros del Comité Ejecutivo de DAWN por sus comentarios y sugerencias - Marina Durano, Gigi Francisco y Noelene Nabulivou.
El comienzo del siglo XXI ha estado marcado por dos acontecimientos sin precedentes: la "guerra contra el terrorismo" y la crisis financiera global. Crisis generadas en el exterior en sus diferentes formas, y las resoluciones a las crisis en toda su complejidad han llegado a preocupar a todas las naciones soberanas y a sus pueblos. Ha nacido un nuevo mundo feroz, un mundo lleno de agitadas premisas, de contradicciones complejas, de graves fracturas, de duras reacciones, de promesas incumplidas y de resultados inciertos para la población mundial, especialmente para las mujeres y las niñas de la economía del Sur. Al mismo tiempo, ha habido una expansión de instituciones de derechos humanos, incluida la Corte Penal Internacional y el Consejo de Derechos Humanos, debido a que los movimientos sociales luchan para rehacer los contratos sociales dirigidos a los medios de vida sostenibles, la erradicación de la pobreza, la promoción de los derechos humanos, la libertad de expresión y de movilidad, y el respeto a la identidad y las múltiples sexualidades.
Desde el privilegiado punto de vista de DAWN (la red feminista del Sur, Alternativas de Desarrollo para la Mujer en una Nueva Era), el feroz nuevo mundo de economía política global está evolucionando rápidamente y está colmado de estructuras conflictivas y desiguales donde las respuestas políticas están fragmentadas y son ambiguas. Este mundo está lleno de amenazas a la supervivencia humana, a la sostenibilidad ecológica y a la justicia social, económica y de género Los rápidos avances tecnológicos y los enormes cambios que éstos han provocado en los métodos de producción, de distribución, de consumo, y en todos los aspectos de la vida humana están profundamente entrelazados con crisis financieras, alimenticias y cambio climático sin precedentes. Las crisis que enfrentamos hoy tienen raíces estructurales más profundas en el capitalismo financiarizado, en la expoliación voraz de la ecología y los modos de vida sostenibles, en las políticas de militarización y violencia, y en las ideologías y las prácticas religiosas fundamentalistas que son brutalmente anti-mujeres y anti personas LGBTQI. Esto ha desatado una enorme presión sobre los movimientos sociales para que respondan e innoven. ¿Pueden rehacerse contratos sociales que han fracasado o que están fracasando?
En todas partes, las mujeres y las niñas especialmente, enfrentan los problemas de la supervivencia diaria, de la pérdida de hábitats y ecología, del resurgimiento de patriarcados que están dando lugar a nuevas formas de violencia y de restricción de la autonomía personal (incluso sexual y reproductiva), y de la lucha por tener participación y voz política. Los movimientos feministas y de mujeres y sus socios y aliados en otros movimientos de justicia social necesitan desarrollar nuevas estrategias y repensar los antiguas en la lucha por crear contratos sociales con vistas a una mayor justicia económica, ecológica y de género.
Claridad analítica y comprensión de las interrelaciones entre las diferentes dimensiones son fundamentales para el desarrollo de un marco de acción en este momento de tanta confusión. En DAWN nos preguntamos qué significado tiene este feroz nuevo mundo para las agendas políticas y las acciones de los movimientos de mujeres. ¿Qué nuevas ideas pueden aportar las feministas del Sur para promover una crítica política y acciones? ¿Hay espacio y potencial para un nuevo e interrelacionado enfoque de los derechos humanos que pueda ayudarnos a enfrentar y transformar este feroz nuevo mundo?
Muchos se han quejado de que el idioma del "empoderamiento" ha sido cooptado por instituciones poderosas y distorsionado para enfatizar las relaciones dentro del hogar, sin tener en cuenta las relaciones de poder entre los géneros en estructuras e instituciones económicas y políticas a nivel nacional, regional y mundial. Estas distorsiones hacen posible que el "empoderamiento" conviva con sistemas económicos neoliberales inalterados y con políticas neocoloniales de dominación, militarización y violencia.
Igualmente provocadora es la práctica de algunos dentro de los movimientos sociales que hablan de igualdad de género de dientes para afuera, pero cuya práctica como individuos o como organizaciones solo cambia de forma marginal. Ya es hora de que estas organizaciones sean serias en cuanto a su praxis, y transformen su cultura organizativa hacia la justicia de género. Tenemos que recuperar el uso feminista original de empoderamiento para centrarnos, por un lado, en las interacciones y las conexiones entre las relaciones de poder dentro del hogar y en las relaciones personales (incluidas las sexuales), y por otro, en la economía política más amplia y la lucha para transformarla. El "tomar conciencia” de los derechos humanos solo puede venir de un enfoque que identifique a los titulares de derechos y a los poseedores de obligaciones, y que también cree, fortalezca y mantenga los caminos a través de los cuales los derechos puedan negociarse, se pueda luchar por ellos y se hagan realidad.
La transformación del orden social requiere la creación de nuevos valores y normas, instituciones y estructuras, y comportamientos y prácticas que se basen en los derechos humanos universales, siempre respetando la diversidad. Esto es a menudo el producto de luchas que tienen lugar durante largo tiempo y en diversos espacios, con múltiples "paradas y arranques”, y que están entrelazadas y son complejas. La idea de lucha por parte de diferentes grupos de actores sociales, y entre vastas y competitivas fuerzas económicas y políticas es central para que pensemos en nuestros contratos sociales. Por ejemplo, la resolución de la lucha entre el capital financiero e industrial será fundamental para cualquier respuesta sólida a la crisis financiera actual. La movilización de grupos políticos de derecha, como el “Tea Party” en los Estados Unidos, en apoyo a los intereses del capital financiero, está profundamente inmerso en la política anti-mujeres de los conservadores sociales que se oponen a la igualdad de género y a los derechos sexuales y reproductivos. Muchos de estos mismos grupos y sus afiliados son también escépticos en cuanto al cambio climático y están empeñados en la continuación del dominio de Estados Unidos en el orden mundial. ¿Cómo vencerá la lucha por la justicia y los derechos humanos a estas poderosas fuerzas para dar una nueva forma a los convenios colectivos de manera sostenible? ¿Qué papel pueden y deben desempeñar las feministas del Sur?
¿Pueden rehacerse los contratos sociales mediante la ampliación de las cuatro dimensiones clave de los derechos humanos: lo económico, lo político, la relación del ser humano con y en el mundo natural, y la libertad personal (la separación de la religión del estado, la sexualidad y la reproducción)? Este es nuestro desafío.  
Foto: Claudia Pioli en Mälmo, Suecia - Junio 2011




sábado, 26 de noviembre de 2011

Nicola Bullard

Desafíos para la sustentabilidad
Nicola Bullard*
Al tratar de encontrar un equilibrio entre el presente y el futuro sin plantearse una reformulación fundamental del desarrollo, el enfoque de la sustentabilidad de la Comisión Bruntland, hoy, en retrospectiva, resulta ingenuo. No obstante, en aquel momento parecía esperanzador. Creo que simplemente subestimamos la voraz capacidad del capital de cooptar y desvirtuar las ideas para ponerlas al servicio de sus propios intereses. Y puede ser que el problema radique no tanto en el término "sustentable" en sí mismo, sino en la dudosa compañía que lo rodea. Consideremos lo absurdo de la promoción doctrinaria que hace el Banco Mundial de un “crecimiento sustentable” a través de políticas que básicamente autorizan a las grandes empresas a arrebatar y vender la riquezas naturales como si no hubiera un mañana. Como consecuencia, nos enfrentamos hoy a la posibilidad de que nuestros mañanas estén contados, o al menos los mañanas que se parezcan al hoy.
Pero a pesar de las buenas intenciones y los sinceros deseos de la Comisión Bruntland de encontrar un mejor equilibrio entre la sociedad y la naturaleza, la visión era esencialmente antropocéntrica, ya que su intención era encontrar la forma para hacer posible que la humanidad pudiera vivir digna y decentemente sin destruir el planeta. El desarrollo sustentable, un término profusamente mencionado en todo el Informe Bruntland, depende del crecimiento y la acumulación, aunque además incluye su redistribución y que ocurra dentro de límites “sustentables”.
De modo que quizá el mayor desafío que enfrentamos no sea cómo entendemos la sustentabilidad, sino más bien cómo entendemos el desarrollo. Cuando consideramos el estado del mundo y el fracaso sistemático del "desarrollo" en proveer de alimentos, vivienda, educación y cuidado a la mayoría invisible, la palabra deja de tener contenido moral o incluso práctico.
Del mismo modo, confrontados con el colapso de los ecosistemas, medioambientes tóxicos, el agotamiento de los suelos, el caos climático, la desaparición de especies, y la finitud de los combustibles fósiles, ¿tiene la sustentabilidad algún sentido, cuando es tan poco lo que queda para sostener? Deberíamos estar hablando más bien de regeneración y restauración de lo que se ha destruido, antes que de sustentabilidad.
La falta de imaginación es quizá nuestro mayor obstáculo: no la falta de imaginación para diseñar soluciones tecnocráticas complicadas para absorber los gases de efecto invernadero, construir formas de vida hechas a medida o nuevos instrumentos financieros para comerciar créditos de carbono. Ya hay demasiada imaginación humana abocada a “solucionar” problemas de manera equivocada. Lo que hace falta es imaginación para pensar cómo vivir de modo diferente, cómo desarmar las estructuras de poder que obstruyen el cambio, y cómo repensar el "desarrollo".
Las visiones del futuro que se basan en un progreso lineal hacia la modernidad y la felicidad no son más que ilusiones. Los Pueblos Indígenas y otros pueblos que viven con la Naturaleza ya lo saben. La sustentabilidad es circular, compleja, tiene que ver con armonía, relaciones y ritmos. No es un ejercicio contable cuyo propósito sea racionar la forma en que usamos los recursos del planeta.
Los Pueblos indígenas andinos hablan de la última crisis –la “crisis civilizatoria”- que nos obliga a volver a imaginar qué significa el “vivir bien” o “buen vivir”. El Presidente de Bolivia Evo Morales lo describe como “pensar no sólo en términos de ingreso per cápita, sino de identidad cultural, comunidad y armonía, entre nosotros, y con nuestra Madre Tierra".
Hermosas palabras, pero ¿cómo se pueden hacer realidad?
El Estado Plurinacional de Bolivia ha vuelto a escribir su Constitución. Ha vuelto a nacionalizar recursos claves, está desarrollando nuevas formas de gobierno y Evo Morales es el primer presidente indígena de la Américas. No obstante, los obstáculos a vencer son tremendos. Bolivia sigue profundamente sumergida en una división internacional del trabajo que se remonta al colonialismo del siglo XVI, y que la relega al papel de proveedor de mano de obra barata, tierra y recursos al resto del mundo. Los pueblos de Bolivia reclaman empleo, vivienda, tierras, salud, educación, agua potable y oportunidades de futuro. Estas mismas comunidades también defienden activamente la Naturaleza y los Derechos de la Madre Tierra, bloqueándoles el camino a las compañías mineras, defendiendo los bosques, deteniendo la extracción de petróleo. El Banco Mundial quizás quisiera hacernos creer que estos hechos contradictorios pueden amalgamarse en algo denominado "desarrollo sustentable". Pero en la medida que Bolivia siga atrapada en el sistema mundial donde el poder y los intereses económicos se imponen sobre todo, no habrá ni sustentabilidad ni desarrollo, sólo pobreza y desposesión. Y así termina el vivir bien o el buen vivir.
Los desafíos que enfrenta la sustentabilidad son muchos, pero a continuación presento los tres que quiero subrayar como conclusión.
En primer lugar, nuestra forma de entender el “desarrollo” simplemente es equivocada. No es posible seguir pensando a la sociedad como algo independiente de la naturaleza, ni a la economía separada de la base material de la producción (naturaleza). En segundo lugar, el planeta está demasiado degradado y frágil para hablar de sustentabilidad. Debemos comenzar a hablar de regeneración y restauración.
En tercer lugar, el orden político y económico internacional se alza como obstáculo a los derechos de los pueblos y la Madre Tierra, y es necesario transformarlo.
Nicola Bullard - Focus on the Global South y editora de Enfoque sobre Comercio. 

viernes, 25 de noviembre de 2011

por Sergio Haddad

GT EDUCACIÓN
EDUCACIÓN EN UN MUNDO EN CRISIS:
LÍMITES Y POSIBILIDADES FRENTE A RIO + 20
Elaborado por Sergio Haddad*

FOTO: Claudia Pioli - Curso IALLA VI Montevideo 2010

Una coyuntura de crisis.

“La escalada de la segunda fase de la crisis económica capitalista – ahora centrada en Europa, pero alcanzando a todos los países centrales – amplifica los efectos sociales perversos de la grave recesión que ha eclosionado en 2008. Al mismo tiempo, al mantenerse el crecimiento en China y en los demás países emergentes crece más y más la demanda de recursos naturales. Los dos procesos repercuten fuertemente sobre la crisis ambiental global y profundizan las desigualdades sociales, generando nuevas crisis humanitarias. Todas exigen respuestas urgentes, que ningún gobierno puede dar. Todas exigen una modificación profunda del sistema económico, social, cultural y político vigente – el capitalismo global y sus instituciones. Configuran, en su conjunto, una crisis de civilización que arrastra con ella el destino de miles de millones de seres humanos.
Hay en el horizonte un encuentro mundial en que estos problemas podrían debatirse y encontrarse soluciones si hubiese voluntad política de los líderes de las principales naciones: la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable (Rio+20) que tendrá lugar en Rio de Janeiro entre el 26 de mayo y el 06 de junio de 2012. Este encuentro carga el simbolismo de los veinte años de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Rio 92) y del ciclo de conferencias que se siguieron, cuando emergió con fuerza un diagnóstico de que o mundo acumulaba enormes problemas estructurales y en el que fueron elaboradas propuestas para enfrentarlos
...
Cambios seguramente vendrán, pero solamente ocurrirán si se impulsan de abajo hacia arriba, a partir del protagonismo de la sociedad civil.”
Así empieza la convocatoria para la participación de la sociedad civil en la oportunidad de realización de Rio + 20 en el próximo año en Brasil. Crisis económica, crisis socio-ambiental y crisis de paradigmas parecen complementarse en un momento histórico a que muchos se refieren como una crisis de civilización. Para superar la actual situación, la apuesta es en el protagonismo de la sociedad civil frente al inmovilismo de gran parte de los gobiernos, impotentes frente a lo que se presenta, y cercados por los intereses de las grandes corporaciones y el sistema financiero mundial.
La referencia a una crisis de civilización existe porque los paradigmas éticos y de valores que alimentan el actual modelo civilizatorio no logran cumplirse en la práctica. Ya no es posible pensar en sociedades que promueven como valores y motor de la vida: ganar más para consumir más y poder tener más. Tales valores han producido un modelo de desarrollo en que tan sólo el 20% de la población consume el 80% de toda la producción, lo que significa que para que algunas personas realicen el sueño de tener cada vez más es necesario que otras tangan cada vez menos, o sigan dejando de tener. Además, para que unas pocas consuman mucho, estamos agotando los bienes de la naturaleza y produciéndole daños y a los que en ella viven; el calentamiento global es la cara más perversa de esta crisis ambiental. ¡Es un modelo insustentable! Tenemos que pasar del modelo ganar X perder, para el modelo ganar X ganar, con principios y valores éticos basados en el cuidado entre todas y todos, en la convivencia y en la partilla, teniendo como base nuestra reconciliación con la naturaleza. Son valores que deben valer para la sociedad, para los nuevos modelos económicos, para las nuevas acciones de gobiernos.
Enormes tasas de desocupación, aumento de las desigualdades, concentración de ingresos, super-explotación y precariedad del trabajo, deterioro ambiental, concentración de la propiedad de tierras, crecimiento de los barrios marginales, servicios sociales precarios, bienes comunes privatizados, crecimiento de las multi-discriminaciones, son señales de esta crisis que se muestra de largo plazo. La creciente expansión de las migraciones de poblaciones en búsqueda de supervivencia y trabajo decente ha producido, al revés, más violencia y represión de los países que reciben estas personas, con crecimiento de la xenofobia, del prejuicio y de la discriminación.
Las respuestas dadas por los gobiernos para la superación de la crisis se presentan con las mismas recetas de los tradicionales ajustes económicos cuyas consecuencias ya conocemos a través de las famosas medidas de austeridad fiscal: más desempleo, corte en los gastos de los servicios públicos, aumento de impuestos, recursos públicos para salvar el sistema financiero y las grandes corporaciones. Tomemos como ejemplo el caso de Grecia y de varios países europeos, que guiados por la lógica financiera envolvieron sus economías en una realidad de fuerte especulación, generando una preeminencia insostenible del sector financiero en detrimento del sector productivo. El resultado podemos acompañar en el sufrimiento de las poblaciones que han sufrido los impactos de esa lógica financiera dirigida hacia la acumulación y concentración de lucros. Esta ha sido la realidad de los países de los bloques que tradicionalmente vienen ejerciendo el poder en el mundo.
Al mismo tiempo, los países emergentes, os llamados BRICs (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) vienen optando por el crecimiento económico a cualquier precio, en los mismos estándares de producción del modelo que hoy está en crisis, con elevado consumo de bienes naturales, sin lograr ofrecer bienestar a sus poblaciones de una manera mínimamente justa, reforzando las desigualdades y perpetuando el modelo extractivista, consumista y contaminador.
Nuevamente la cuenta será pagada por la mayoría pobre, que menos tiene condiciones de defenderse y hacer valer sus derechos. De la misma forma, el medio ambiente es directamente afectado y cada vez más presenta señales de cambio en su ciclo natural. Las grandes corporaciones y el sistema financiero, primeros responsables por la crisis - fruto de la inoperancia de los gobiernos en reglamentar el mercado en estas décadas de políticas neoliberales – saldrán, una vez más, ilesos y con sus generosos lucros prácticamente intactos.
La Educación como un derecho humano y un servicio público puede tomarse como uno de los ejemplos de esta crisis: privatización, profesoras y profesores con poca preparación, baja remuneración y sin motivación, baja calidad de los servicios y del desempeño de alumnas y alumnos. Además, sus objetivos de elaborar currículos para formar ciudadanos y ciudadanas para un mundo justo y democrático se transforman en programas en que las referencias se orientan hacia las lógicas del mercado y las necesidades do sistema financiero: competitividad, formación tecnológica deshumanizada, etc. Todo esto nos indica que grande parte de los objetivos firmados por las naciones en los varios acuerdos internación tales como el Cuadro de Belém para la Acción, las Metas del Milenio para o Desarrollo y Educación para Todos – que tienen 2015 como la fecha final para presentación de resultados – no serán alcanzados y presentarán todavía más dificultades en ese contexto de crisis mundial.
Frente a esta coyuntura, cabe preguntarnos, entre otras cuestiones, ¿cómo podemos analizar la crisis y su impacto? ¿Cuáles son las causas estructurales de las múltiples crisis y de las fallas en la implementación de los acuerdos internacionales? ¿Qué desafíos tienen los sistemas democráticos en generar nuevas institucionalidades para un sistema financiero no especulativo y garantizador de los derechos sociales y económicos y de un desarrollo no depredador del medio ambiente? ¿Cuáles las consecuencias para el campo de la Educación? ¿Cómo podemos construir una nueva economia basada en la justicia social y ambiental, que promueva una educación en nuevas condiciones?
El movimiento de la Sociedad Civil y el movimiento de educadores y educadoras
“Los pueblos están presenciando un arranque de luchas populares mucho más original, difuso y vigoroso que cualquier otro vivido en las últimas décadas. Movilizaciones políticas barrieron el mundo árabe, indignados toman las plazas en España y otros países europeos. Ocupy Wall Street se extiende por los Estados Unidos. Protestos indígenas producen una gran efervescencia en la usualmente tormentosa región andina. Un nivel inusitado de actividades de movimientos de masas alcanza también países conocidos por su estabilidad social. El 15 de octubre tuvimos manifestaciones en casi mil ciudades de 82 países.
La indignación con las desigualdades e injusticias políticas y sociales aparece como una marca común a la mayoría de esos movimientos que cuestionan el “sistema” o el “poder”, se confrontan con su destructividad y rompen con la pasividad de las décadas neoliberales. Las políticas de austeridad prometen más miseria, más discriminación y llevan la juventud indignada con esa realidad a movilizarse por su futuro. En todos os continentes, sectores antes apáticos se ponen en movimiento de forma democrática, pluralista, unitaria y autónoma en relación ao poder.
Estos son movimientos que nascen de las necesidades y aspiraciones del presente, después de tres décadas de globalización neoliberal. São movilizaciones portadoras de valores perdidos en los años neoliberales, como empatía por el sufrimiento ajeno, solidaridad, defesa de la igualdad, búsqueda de justicia, reconocimiento de la diversidad, crítica de la homogeneización mercantil del mundo, y su estructura patriarcal, valoración de la naturaleza – ideas centrales para la reconstrucción de un proyecto contra-hegemónico, más humano y justo.”
Con estas palabras el mensaje distribuido por la organización de la Cumbre de los Pueblos-actividad paralela a Rio + 20 - evalúa el momento de reacción frente a la crisis descrita anteriormente. Hay una apuesta en que el mismo tipo de movilización tendrá continuidad en el proceso de Rio + 20, y varias actividades harán parte de este acumulo de fuerzas de la sociedad civil en relación con las siguientes agendas: las movilizaciones ocurridas contra el G20 en Paris, el 3 y 4 de noviembre; las movilizaciones en la COP 17, en Durban, de 28 de noviembre a 9 de diciembre; el Fórum Social Temático, en Porto Alegre, en enero de 2012; el Fórum de las Aguas, en Marsella, en abril de 2012.
O Fórum Social Temático Crisis Capitalista, Justicia Social y Ambiental, que se realizará en Porto Alegre y Región Metropolitana de 24 a 29 de enero de 2012, se presenta como uno de esos momentos de acumulación de fuerzas de la sociedad civil, por medio del debate sobre la realidad del mundo, la formulación de propuestas para superarla y el diseño de estrategias de movilización. Su foco estará dirigido hacia el gran encuentro mundial denominado Rio + 20, en el contexto de la crisis global.
Se espera que Porto Alegre y Región Metropolitana puedan, en 2012, ser el punto de encuentro da las indignadas e los indignados, de las expresiones de los pueblos originarios y los movimientos anti-sistémicos de todos los cuadrantes, capaz de afirmar una salida para la crisis, sacando de ahí las directrices y campañas globales. Y más, es importante saber que eso solo será efectivo, si logramos afirmar y transmitir un paradigma alternativo de sociedad, si construimos un vocabulario común capaz de articular a las demandas difusas de gran parte de los pueblos. Por ser temático, ese Fórum podrá construir una reflexión estratégica e programática, capaz también de ser presentada por ocasión de Rio+20 que, en mayo y junio de 2012, “atraerá multitudes para Rio de Janeiro”, como anuncia su carta convocatoria.
En el campo de la Educación, tenemos la Campaña Global por el Derecho a la Educación y las varias campañas nacionales; diversos movimientos de educación popular, muchos embebidos por la perspectiva de género, raza/etnia, orientación sexual, etc.; tenemos también, como ejemplo, el fuertísimo movimientos de los estudiantes en Chile.
Estas y otras manifestaciones y articulaciones de movimientos de la sociedad civil nos llevan a preguntar ¿cómo podemos visibilizar las luchas de resistencia y en defensa de una educación pública de calidad que son portadoras del futuro ahora? ¿Cómo, en el papel de educadoras y educadores, podemos impedir la mercantilización de la vida, la privatización de la naturaleza y los bienes comunes? ¿Cómo potenciar las estrategias de lucha y articulación y las campañas
existentes en pro de una educación de calidad y hacer emerger nuevas campañas, haciendo de las nuevas tecnologías de comunicación verdaderas TEP: tecnologías de empoderamiento y participación?
¿Qué otras cuestiones podrán ayudarnos a buscar significados para nuestras luchas de resistencia y búsqueda de alternativas como movimiento de educadoras y educadores para otro mundo posible?
Nuestro papel como educadoras y educadores
Frente a la crisis y sus impactos en el campo de la Educação, frente a las movilizaciones de educadoras y educadores y otros sectores sociales, que reaccionan a los problemas producidos por el actual modelo civilizatorio, nos cabe preguntar sobre nuestro papel, stricto senso, como educadoras y educadores.
Uno de los nuevos paradigmas que pueden orientar nuevas prácticas educativas en sus diversas dimensiones, do formal al no-escolar es el Cuidado. Tal paradigma, caro entre las mujeres y sus movimientos, así como en otros grupos sociales, asume la doble función de prevención de daños futuros y regeneración de daños pasados.
Consideramos que saber cuidar se constituye en el aprendizaje fundamental dentro de los desafíos de supervivencia de la especie porque el cuidado no es una opción: los seres humanos aprendemos a cuidar o perecemos. Creemos que en el actual contexto global del planeta y de las sociedades, el cuidado es y será el nuevo paradigma ordenador y orientador de la política, la ciencia, la economía, la empresa, la educación, la estética, la vida cotidiana.
Otros paradigmas están siendo trabajados por otros grupos que se agregan a los demás y pueden contribuir para un nuevo pensar para las prácticas educativas. Es el caso del paradigma del Bien-Vivir. Rescatado por las poblaciones tradicionales andinas, el concepto, al incentivar un modelo de vida basado en el bien-vivir, consecuentemente estaría combatiendo la espina dorsal del actual sistema y su dinámica de producción y acumulación infinita e ilimitada. Y eso porque:
“Su núcleo distinguible puede sintetizarse, esencialmente, en una perspectiva holística e cósmica, de respeto y convivencia horizontal con la naturaleza, de búsqueda de justicia social y el pleno respecto pluricultural. De manera esencial, enfatiza una radical concepción del bienestar y del desarrollo que impone la autolimitación y la austeridad como opuestos a la producción ilimitada y el derroche irresponsable e insustentable. A partir de profundos contenidos comunitarios, pone en muy limitada importancia el consumo y la propiedad individual, pero reserva un lugar crucial de inclusión de todos y la harmonía de los sentimientos. Una mirada y un sentir del ser humano y del mundo que lo integra de manera orgánica con la totalidad del universo, separándose del antropocentrismo hegemónico de la modernidad occidental capitalista”. (“Rescatar y valorizar otros pilares éticos”, de Ricardo Jimenez).
Frente a la crisis socio-ambiental, movimientos de la comunidad educativa están pensando en procesos y programas que puedan introducir nuevos paradigmas y nuevas prácticas que rescaten la mirada y el sentido de la relación de la vida humana con la naturaleza. Una de las redes más importantes que actúan en ese rescate es la Jornada de Educación Ambiental que toma para ella, como documento de principio, el Tratado de Educação Ambiental Para Sociedades Sustentables y Responsabilidad Global. En ese documento, afirman:
“Consideramos que la educación ambiental para una sustentabilidad equitativa es un proceso de aprendizaje permanente, basado en el respeto a todas las formas de vida. Tal educación afirma valores y acciones que contribuyen para la transformación humana y social y para la preservación ecológica. Estimula la formación de sociedades socialmente justas y ecológicamente equilibradas, que conservan entre ellas relación de interdependencia y diversidad. Esto requiere responsabilidad individual y colectiva a nivel local, nacional y planetario. Consideramos que la preparación para los cambios necesarios depende de la comprensión colectiva de la naturaleza sistémica de las crisis que amenazan el futuro del planeta. Las causas primarias de problemas como el aumento de la pobreza, la degradación humana y ambiental y la violencia se pueden identificar en el modelo de civilización dominante, que se basa en superproducción y superconsumo para unos y subconsumo y falta de condiciones para producir por parte de la mayoría. Consideramos que son inherentes a la crisis la erosión de los valores básicos y la alienación y no participación de la casi totalidad de los individuos en la construcción de su futuro. Es fundamental que las comunidades planifiquen e implementen sus propias alternativas a las políticas vigentes. Entre estas alternativas está la necesidad de abolición de los programas de desarrollo, ajustes y reformas económicas que mantienen el actual modelo de crecimiento con sus terribles efectos sobre el ambiente y la diversidad de especies, incluyendo a la humana. Consideramos que la educación ambiental debe generar con urgencia cambios en la calidad de vida y mayor consciencia de conducta personal, así como harmonía entre los seres humanos e de estos con otras formas de vida.”
También el ICAE, en la declaración que produjo en su última asamblea general en Malmö, afirma y clama por la responsabilidad para con los nuevos tiempos, en que el conocimiento tiene papel fundamental, desde que accesible a todas y todos y con calidad, en particular con personas jóvenes y adultas excluidas de los beneficios de la humanidad:
"Convocamos las organizaciones de la sociedad civil a rever sus procesos y forjar estrategias para nutrir la forma emergente de vida y una nueva solidaridad económica y ecológica, y para discutir como es posible otro planeta, donde todos tienen acceso a energía limpia y segura, a fin de alcanzar los niveles críticos de consciencia necesarios para sustentar la acción en la justicia climática.

Reconocemos que, en el contexto del aprendizaje a lo largo de la vida, la exclusión social no significa apenas la exclusión de oportunidades de aprendizaje, sino también la perpetuación de una jerarquía de conocimiento que, consciente o inconscientemente, excluye el acceso a ciertos tipos de conocimiento. En un mundo donde valga la pena vivir, el acceso a todas las formas de conocimiento será abierto y democratizado, y llamamos a los Estados a desarrollar planes de acción para ese fin.

Exigimos la educación de todas las personas a lo largo de la vida y nuevas políticas de educación en que el aprendizaje y la educación de jóvenes y adultos no se vean como un gasto adicional, un apéndice de la política de educación, sino como parte esencial de la solución para los desafíos que hoy enfrenta la humanidad. Personas sin acceso a oportunidades de aprendizaje y de poder precisan del apoyo activo del estado, de una infraestructura efectiva en la educación de adultos. Se debe dar especial atención a programas de patrocinio que aseguran la igualdad de voz, representación, reconocimiento, fortalecimiento de una ciudadanía autónoma para las mujeres” (De la Declaración de Malmö-ICAE).
O Consejo Internacional del Fórum Mundial de Educación, reunido en el FSM de Dakar, decidió impulsar un debate sobre las novas perspectivas para una Educación que confronte los modelos y los viejos paradigmas. Para esto está disponible una revisión bibliográfica sobre los conceptos de Educação para el Desarrollo Sustentable – EDS, en su página http://www.forummundialeducacao.org/?page_id=471 / . En esta, se discute el concepto de manera crítica, que tiene sus raíces en la Conferencia de Estocolmo de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente de 1972, en el Informe de la Comisión de Brundland de 1987 y en las Cumbres Mundiales de 1992 e 2002. También presenta alternativas y propuestas concretas que diversas redes están realizando en varias latitudes.
Como podemos percibir, hay entre educadores y educadoras, una creciente preocupación en discutir nuevos paradigmas y producir nuevos procesos y programas que hagan sus prácticas educativas consecuentes con los nuevos tempos. Los ejemplos arriba son tan sólo algunos. El GT de Educación, además de la temática de la crisis y sus impactos para el campo de la Educación, estará dedicado a discutir y construir nuevos paradigmas y prácticas educativas para un nuevo tiempo, así como tales prácticas pueden ser diseminadas y concretadas.
En este sentido, debemos preguntarnos: ¿qué nuevos paradigmas pueden orientar una renovación en la concepción de educación para la solidaridad, el cuidado y el bien común, frente a los actuales basados en la lógica de mercado y en la competición? ¿Cómo, en cuanto educadores y educadoras, podemos hacer de nuestras prácticas educativas acciones que permitan construir otro mundo posible? ¿Qué ejemplos de nuevas concepciones y prácticas pueden ser semillas para una nueva educación posible? ¿Qué modalidades educativas podemos desarrollar que eduquen en “los nuevos paradigmas” y que trasciendan las capacidades que pueden ofrecer los sistemas escolares actuales? ¿Qué cambios institucionales y políticos debemos propiciar para generar nuevos itinerarios de aprendizajes que permitan desarrollar en jóvenes y personas adultas las capacidades necesarias para actuar con protagonismo en la generación de nuevas ciudadanías empoderadas y participativas?
* Con las contribuciones del GT Educación, compuesto por las siguientes organizaciones, Consejo Internacional de Educación de Adultos (ICAE), Campaña Latino- Americana por el Derecho a la Educación (CLADE), Jornada Internacional de Educación Ambiental para Sociedades Sustentables y Responsabilidad Global, Fórum Mundial de Educación (FME), Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), y Consejo de Educación de Adultos de América Latina (CEAAL).