sábado, 17 de diciembre de 2011

Por Nélida Céspedes Rossel

Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
Grupo de Trabajo de Educación
Movimiento de Educación y luchas sociales y políticas
Por Nélida Céspedes Rossel(*)

Hay un consenso generalizado de la crisis de la educación y del fracaso de las políticas educativas. Entre las principales razones tenemos que la educación desde el modelo neoliberal ha sido vista como una mercancía y no como un derecho. Por ello no se ha garantizado la educación pública y gratuita expulsando a miles de estudiantes, fuera del sistema escolar, hay una alta repitencia y deserción y grandes brechas educativas entre una escuela urbana y una rural. La educación se ha caracterizado por ser monocultural y homogenizante y el Estado no ha asegurado el derecho a la educación en la diversidad de las mayorías nacionales.
A pesar de la firma de acuerdos no se han cumplido con los presupuestos asignados y el financiamiento es deficiente. Esto ha traído como consecuencia una educación de pésima calidad y son principalmente las familia las que aportan un gran porcentaje del presupuesto para la educación, dejando en claro el carácter no gratuito de la educación pública.
Si bien la educación es responsabilidad del Estado, es fundamental la participación de la sociedad, en muchos países esta participación reviste un carácter de formalidad por lo que las sentidas necesidades de los y las estudiantes no están suficientemente visibilizadas en la vida escolar. Por otro lado la relación entre escuela y comunidad- barrio es débil, estando la escuela de espaldas a la generación de una sociedad educadora.
Señalamos que hay ineficiencia en el sistema público educativo, así como falta de transparencia y corrupción, lo que hace mucho más frágil la vigencia del derecho a la educación.
Por ello, de norte a sur del continente latinoamericano y caribeño, hemos asistido a la flagrante violación al derecho a la educación, en el Sur, las luchas que ha sostenido el movimiento estudiantil en Chile, no ha hecho más que develar que el modelo privatizador basado en el lucro, que nos quisieron vender como la salida a la educación, ha demostrado su inoperancia y el olvido del Estado como garante de los derechos, elitizando la educación a través de un sistema que viola la gratuidad de la educación, discrimina y segrega socioeconómicamente a los estudiantes del sistema escolar. El cierre de las escuelas del campo de Brasil, levantó la protesta del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra, que exigieron su reposición, ya que no defender el derecho de los y las estudiantes del campo, es un crimen. Así también tenemos a los estudiantes Centro Americanos de Honduras, que al igual que el movimiento estudiantil chileno, han sido duramente reprimidos; o las luchas de los Caribeños de Santo Domingo por el 4% del presupuesto en Educación. Cada una de estas luchas que se han dado a diverso niveles, han desatado grandes movilizaciones en el país, en las regiones y a nivel internacional.
Tomando como ejemplo las luchas del movimiento estudiantil en Chile, lo que está a la base de ellos, como decía Camila Vallejo: “En Chile, se instauró en el ámbito educacional un modelo de mercado, un modelo neoliberal que es dentro de la instauración de un modelo de desarrollo neoliberal, que no es solamente en la educación pero que repercute fuertemente en la educación y que en términos generales en la sociedad chilena reproduce y profundiza las desigualdades. Este modelo, que privilegia las ganancias de unos pocos, denigra la dignidad y la estabilidad de la gran mayoría, saquea constantemente nuestros recursos naturales y eso también tienen un expresión que hay en micro escala en la educación. Entonces, eso se ha ido evidenciando y han habido distintas manifestaciones a lo largo de estas décadas pero con poco éxito, pero han sido algunos pellizcones, algunos impulsos, que hoy en día se desencadenan en una expresión mayor de síntesis, donde no son solamente los estudiantes los que salen a las calles sino que la sociedad chilena en su conjunto, las familias, los trabajadores, porque el problema de la educación termina siendo un problema social y un problema estructural”.
Por tanto la movilización por el derecho a la educación es un problema social y un problema estructural y que si bien se hace necesario la organización y profundización del movimiento por la educación este tiene que ser articulado al conjunto de las otras luchas sociales por la vida, la dignidad de las personas y las sociedades. Es ante todo una lucha política.
Es ante esta lucha política que los principios de la educación popular tienen toda su vigencia, porque como corriente político pedagógica que se construye en interrelación con el contexto se basa en: a) un pensamiento crítico para el análisis de la realidad política, social, cultural, económica, en el sentido de avanzar hacia la emancipación personal y social; b) Una intencionalidad política emancipadora; c) El reconocimiento del rol de los sujetos populares como actores de su emancipación, d) Entender a los sujetos en sus múltiples dimensiones: racionales, afectivas, lúdicas, trascendentes; e) Procesos pedagógicos que interactúan con tales dimensiones para la transformación personal y social, f) Metodologías y estrategias de trabajo que contribuyen a que los sujetos se construyan como personas activas, participativas, sujetos sociales de derechos y ciudadanos aportando al bien común. Y es sobre todo una apuesto ética, política y pedagógica.
Tomando las palabras de Marco Raúl Mejía, en su libro, “Educaciones y pedagogías críticas desde el sur” señala que: “Plantear la vigencia de la educación popular como parte de un pensamiento educativo y pedagógico latinoamericano en estos tiempos de revolución científica, de capitalismo cognitivo, significa no sólo recoger los retos para dar respuesta a estos cambiantes tiempos, sino también un ejercicio de volver al adentro de ella y de sus prácticas, y desde allí reconocer los elementos que desde su acumulado hoy le dan una presencia y una vigencia que nos permita dar cuenta en este momento histórico de ¿para qué?, ¿por qué?, ¿cómo? se hace educación popular”.
PROFUNDIZANDO EN ALGUNOS RETOS
Educación monocultural y homogénea: Una de las caras más excluyentes de la educación está en el olvido de las poblaciones rurales, indígenas, amazónicas y afrodescendientes en América Latina y el Caribe. No se ha tomado en cuenta las particularidades y riquezas culturales, lo mismo ha pasado en el mundo. Se nos ha impuesto un modelo educativo occidentalizado que homogeniza, que estandariza, que es monocultural y colonizador.
Por ello es una cuestión de ética de política, y de gran valor, el paradigma educativo que se viene desarrollando en Bolivia, en el que el paradigma del Buen Vivir plantea un nuevo tipo de relaciones entre el ser humano y la naturaleza, fundado en el respeto a la cosmovisión, basándose también en una perspectiva intercultural.
La perspectiva intercultural, y añadimos interculturalidad crítica, es sustantiva a este paradigma. Tubino(1), plantea que el enfoque de la educación que se desprende de la interculturalidad crítico-liberadora no es funcional sino más bien crítico al modelo económico y societal vigente, desde este enfoque no se puede ni se debe disociar interculturalidad de ciudadanía. Kimlika(2) nos refiere a una ciudadanía diferenciada (derechos de autogobierno, derechos poliétnicos, derechos especiales de representación). El enfoque de la interculturalidad crítica en la educación es un enfoque que prioriza la formación de ciudadanas y ciudadanos interculturales, comprometidos en la construcción de una auténtica democracia multicultural e inclusiva de la diversidad. En ese sentido la interculturalidad no es concebida como la integración al modelo cultural hegemónico, sino como la base del nuevo pacto social como el que las sociedades necesitamos y se entiende como:
  • Proceso que se construye permanentemente, confrontando relaciones asimétricas entre culturas, no elude el conflicto y busca la transformación de la sociedad respetando la diversidad y la ciudadanía diferenciada.(3)
  • Proceso pedagógico, de aprendizaje para el reconocimiento de saberes y diversas racionalidades en la construcción de conocimiento, para interpelar las certezas y enfrentar las incertidumbres.
  • Proceso político, en las relaciones de poder en la escuela y la comunidad que cuestiona la subordinación del conocimiento y la cultura de grupos oprimidos y excluidos que acompañó al colonialismo y que hoy en día continúa con la globalización.(4)
  • Un tema ético, de reconocimiento del otro diferente, diverso, como válido, no solo en el espacio rural vinculado a lo bilingüe sino también en lo urbano como propuesta de país.
Estos son puntos centrales en el que deben sustentarse hoy los sistemas educativos y societales, porque enfrenta la desigualdad y la exclusión de millones de personas en el mundo y constituye una de las banderas de lucha del movimiento educativo y social por una vida digna, que no están tan presentes.
La armonía entre el hombre y la naturaleza
El antropocentrismo es una doctrina que ha puesto al hombre como centro del mundo, sin contemplar a la naturaleza como algo digno de respetar sino más bien la ha utilizado en beneficio propio. Esta doctrina ha provocado efectos como el calentamiento global del planeta, las guerras bacteriológicas entre otros, que sólo nos han llevado a la depredación del planeta, contribuyendo a su desequilibrio y destrucción, debido a que el hombre se ha colocado en total desconexión con la naturaleza. El reto actual es llevar una vida en equilibrio con todos los seres dentro de una comunidad. El Buen vivir se basa en la íntima relación entre hombre y naturaleza, la llama su hermana, perspectivas como el desarrollo sustentable y/o sostenible se acercan de alguna manera al Buen vivir.
Existen diversas prácticas que se vienen desarrollando en la escuela y deben potenciarse, como la escuela que aprende en el campo cultivando la tierra y el agua, conociendo y practicando lo que hacen sus padres, aprendiendo desde el calendario comunal que los estrecha a la naturaleza y a sus ciclos. Tal vez son pequeñas iniciativas, pero gota a gota hacen los grandes cambios.
Estas pequeñas iniciativas son respuestas a políticas depredadoras por el gran capital que han hecho de nuestro universo, su botín.
Junto a lucha por un nuevo modelo político, social, ambiental, social y cultural, deben desarrollarse propuestas educativas que vayan prefigurando la sociedad que anhelamos y con profundo sentido de trasformación, andando contra la corriente.
¿Movimiento de educación o movimiento político social?
No hay dicotomía posible, la lucha por el derecho a la educación, es una lucha política que es responsabilidad de todos y todas. Estamos ante una gran crisis que requiere la mayor unidad, que implica trabajar por un nuevo proyecto de sociedad.
Sin embargo nos toca al movimiento de educadores profundizar en torno a la educación como aporte a las propuestas político sociales. A propósito de la preocupación por la educación de jóvenes y adultos hemos planteado que la Educación Popular en lo epistemológico busca la construcción de un nuevo conocimiento, entendiendo la EP como un acto liberador, en el que el conocimiento es construcción social permanente de los sujetos, ligados a dinámicas reales socio económicas, políticas, culturales, ambientales, de género, que requieren de nuevos diálogos con corrientes de pensamiento que nos interpelan y enriquecen nuestras visiones.
Desde la pedagogía entendemos que es un proceso socioeducativo en el que nadie educa a nadie, que se basa en una pedagogía crítica, democrática, una pedagogía del diálogo que tiene como punto de partida la experiencia y vivencia de los actores sociales, para volver a la vida transformándola.
Urge la articulación a los actores sociales constituyéndonos todos en actores de cambio político en que lo educativo constituye un aporte fundamental. Nuestra acción transformadora se nutre de la diversidad cultural que recoge de todas las culturas su propia cosmovisión, promueve lazos de hermandad y diálogo intercultural en aras de la convivencia humana, de la justicia social y el desarrollo de las personas y comunidades en igualdad de oportunidades y con sentido no consumista de la vida, que aspira a que hombres y mujeres, vivamos como seres productivos, creativos, solidarios, con pensamiento crítico, y podamos construir una gran colectividad humana universal en bienestar, en paz, con alegría, humor y amor.
Como movimiento de educadores populares, urge articularnos a los movimientos sociales y organizaciones sociales de los diferentes contextos latinoamericanos y caribeños, porque allí se nutre nuestro pensamiento y nuestra práctica educativa, al lado de quienes luchan por su liberación contra la explotación capitalista, contra el modelo neoliberal que agudiza la pobreza y la exclusión económica y social, al lado de los movimientos medioambientalistas, de las luchas de los pueblos y culturas originarias, de los movimientos de mujeres que demandan derechos específicos y equidad de género, al lado de los movimientos de los productores del campo que reclaman tierra y acceso a mercados, al lado de los pueblos que luchan contra la imposición de los tratados de libre comercio, y los que luchan contra el pago de la deuda externa por injusta, al lado de los movimientos de derechos de los inmigrantes que son la fuerza laboral explotada que ocupa los puestos de más bajos a nivel salarial y de condiciones de trabajo en EEUU y Europa.
Por la riqueza y poder de los planteamientos que sirven de base al Movimiento de Educación y luchas sociales y políticas, comparto algunos puntos planteados por Marco Raúl Mejía(5):
· Construir la especificidad latinoamericana de la educación de estos tiempos. El síndrome de la globalización con mirada del mundo del norte ha hecho que los tecnócratas del sur hayan terminado, en educación, con el síndrome de transferencia tecnológica del mundo del norte al sur. Estas políticas han sido adecuadas para el campo de la educación obviando nuestras particularidades culturales, políticas y sociales, montando una educación para el mundo del sur, como si nuestro proyecto fuera a ser como los del norte. Esto va a exigir un esfuerzo permanente por recobrar nuestra identidad, como expresión que enfrenta el pensamiento único en educación.
· Construir la masa crítica como comunidad educativa de estos tiempos. No va a ser posible desarrollar la tarea si no se produce una interconexión entre grupos, movimientos, personas, que construyan la mirada crítica sobre este momento. Esto requiere construir plataformas que movidas desde temas afines y sin centros que homogenizan, den forma a redes y procesos de construcción colectiva, que aprovechen los desarrollos de la tecnología para construir comunidad de pensamiento y acción, que saque de la insularidad local o nacional, abriéndonos a perspectivas en las cuales la deliberación pública de lo educativo tome forma, en múltiples comunidades, conformadas en los más variados lugares.
· Construir un debate público sobre lo político pedagógico. El asalto de la pedagogía, por la concepción sajona --que menos la valoriza-- requiere que los grupos que se mueven en otros paradigmas o en miradas críticas, aúnen esfuerzos para abrir un debate intelectual, con consecuencias prácticas sobre el lugar de la pedagogía en esta encrucijada.
· Construir los movimientos sociales de la educación y la pedagogía. Nunca como antes la educación se hace indispensable a la sociedad. Esto va a requerir construirla más allá del gremio y gobierno, construyendo los movimientos de la pedagogía en este tiempo, coherentes con cierta irrupción de la subjetividad globalizadora.
· Construir el maestro como sujeto de saber. La mirada colonizadora sobre las mentes de los maestros insiste en dictar currículos realizados por expertos y ejecutados por los maestros, convirtiendo a éstos en objetos de saber y en ocasiones portador de metodologías y enfoques pedagógicos. Es necesario que el maestro sea asumido como sujeto constructor y productor de saber, que establezca otra relación con su práctica, que ejerza su profesión en la sociedad, teniendo ese nuevo estatuto cultural y salarial.
· Generar reconocimiento a los procesos de transformación escolar. En múltiples sitios, hay procesos en marcha, que se producen como respuesta crítica a las políticas oficiales, configurando la educación, como una construcción desde el cotidiano de la escuela y el aula. Estas “innovaciones”, “experiencias significativas”, deben ser promovidas, reconociendo esas geopedagogías como nuevo lugar de enlace y construcción de proyectos desde las especificidades de sus territorios, nuevo lugar de política en el aula, donde están transformando su realidad desde el cotidiano escolar.

(*)Presidencia-CEAAL. Vicepresidenta (América Latina), Consejo Internacional de Educación de Personas Adultas (ICAE)
(1)Fidel Tubino. Interculturalidad para todos ¿Un slogan más? Decano de la Facultad de Estudios Generales de la PUCP. Lima, m Perú.
(2)Kymlicka Will. Ciudadanía multicultural. Paidos, Barcelona, 1996
(3)Kymlcika Will. Ciudadanía multicultural. Paidos, Barcelona, 1996
(4)Quijano Anibal. http://www.rrojasdatabank.info/pfpc/quijan02.pdf
(5)Leyendo las Políticas Educativas dela Globalización. Presentación en el panel sobre reformas educativas en América Latina en el XX Congreso de la CIEC Santiago de Chile Enero 8-14 de 2004. Versión ampliada de mi ponencia presentada al Seminario de Maestros Gestores, Medellín, Colombia, 4 y 5 de diciembre de 2003, y de mi artículo “Remedios que enferman”, publicado por Le Monde Diplomatique, edición Latinoamericana, agosto de 2003.

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