viernes, 16 de diciembre de 2011

Por Refaat Sabbah

Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
GT Educación
Tercer Módulo “Movimiento de educación y el Movimiento de la Sociedad Civil”
“El Pueblo quiere derrocar el Sistema Educativo”
Por Refaat Sabbah(*)

"El pueblo quiere derrocar el régimen" es una declaración que iniciaron los jóvenes en la Plaza de Tahreer en El Cairo, que se convirtió en un eslogan para cada individuo que rechaza la opresión y la represión en corredores, organizaciones, escuelas y casas. Maestros, directores de escuelas, padres, directores de organizaciones, ministros, presidentes, ni siquiera los monarcas se libraron de las repercusiones de esta declaración que fue tan lejos hasta sacudir la arquitectura de organizaciones sociales, económicas, políticas y religiosas. A pesar de que la gente que defendió esta declaración se vio enfrentada a la opresión, el asesinato y la destrucción, no retrocedió y se esforzó continuamente para que se cumplieran sus demandas. Para el pueblo árabe no es extraño tener que enfrentar balas, ametralladoras y gases lacrimógenos con manifestaciones pacíficas silenciosas y fuerza interior; la gente fue paciente, estoica y, finalmente, logró alcanzar sus demandas utilizando cada uno de los métodos pacíficos disponibles, inclusive cantando, bailando, pintando, demostrando y practicando la insubordinación y acentuando la solidaridad. El mensaje era claro: el pueblo quiere derrocar el régimen.
Derrocar este régimen opresivo y totalitario, con todas sus entrelazadas estructuras, es producto de la necesidad de abolir su estructura, personas, legislaciones, herencia y repercusiones educativas, sanitarias, sociales, económicas, políticas y religiosas. El pueblo quiere derrocar el sistema educativo porque este sistema fue construido para proteger al Estado y a las personas del estado; el sistema educativo árabe estaba unido directamente para servir a los objetivos del sistema político, haciendo así un escenario en el que la totalidad de los programas, incluidos libros en su conjunto, docentes y entornos educativos se convirtieron en un reflejo de los deseos de la autoridad en la preservación de sí misma y en someter a la gente. El sistema educativo posee una característica totalitaria, que rechaza brindar espacio al estudiante y no permite preguntas acerca de diversos asuntos que la gente percibe como violaciones de la libertad. Es un sistema que no mejora ni promueve la libertad individual, que es producto de la preservación del nacionalismo árabe y la nación islámica. En resumen, estos sistemas limitan el liberalismo que proporciona el espacio para las libertades individuales.
Luego de la derrota de 1967 se levantaron voces que criticaban el sistema educativo, especialmente de quienes desarrollaron teorías de la crítica, incluidos Jalal Sadeq Al Athem y Hisham Sharabi, cuyas teorías condenaron el pensamiento religioso. Además de ser deportados ​​de su patria por la fuerza, estos activistas fueron presentados como traidores y apóstatas. Y en vez de ser un lugar de producción, la escuela se convirtió en un sitio para la reproducción de las personas, donde la cultura y el conocimiento servían para mantener el régimen y someter a la gente; y dado que la escuela se convirtió en un lugar donde la gente aumenta para satisfacer las necesidades y deseos del régimen en el poder, cualquier actividad que no encajaba dentro de este marco se prohibía y se convertía en un tabú; estos regímenes fueron tan lejos hasta arrestar a cualquier docente, director de escuela o estudiante que se atreviera a desobedecer estas reglas. Además, todo docente que quisiera ejercer la profesión de la enseñanza tenía que obtener una declaración de las fuerzas de seguridad que certificara que esa persona demostraba una "conducta apropiada" y que estaba "apta" para formar y educar "buenos ciudadanos" de conformidad con los criterios del régimen.
La institución educativa se convirtió en un lugar prohibido para cualquier grupo u organización que quisiera inducir un cambio en el sistema, y por lo tanto se hizo imposible para las organizaciones de la sociedad civil participar activamente en el sector educativo. Para empeorar aún más las cosas, no sólo se prohibieron los sindicatos de docentes en varios países, sino que también sus líderes y fundadores fueron arrestados y hostigados; a partir de entonces, estos mismos regímenes establecieron sindicatos de docentes alternativos en la nómina del gobierno para asegurarse la censura totalitaria sobre la acción de estos sindicatos. Hasta hace poco, en algunos países, todos los docentes de formación tenían que realizar la aprobación de seguridad previa; aun cuando algunas normas fueron alteradas, especialmente las que están relacionadas con el establecimiento de organizaciones de la sociedad civil en países como Jordania, Yemen, Egipto, Palestina, Líbano e Irak, el espacio sigue siendo limitado, lo que significa que la participación de la comunidad bajo el lema "La educación es responsabilidad de todos" era una mera faceta modelada por el deseo de los regímenes de gobierno. A pesar de la sombría situación, algunas organizaciones de la sociedad civil fueron capaces de allanar el camino y establecer redes y coaliciones que buscaban inducir el cambio; entre estas coaliciones esté la Campaña Árabe para la Educación, que se estableció como una iniciativa del Centro de Creatividad Docente en Palestina. Afortunadamente para esta coalición específica, se estableció con el surgimiento de la "primavera árabe" y por lo tanto hubo espacio para una efectiva movilización, y las demandas fueron equivalentes, en gran medida, al deseo de la gente.
Estas coaliciones y alianzas aún son deficientes en su desarrollo para convertirse en un movimiento educativo social, entre otras razones, por la ambigüedad en el mensaje deseado, la falta de experiencia suficiente y de conocimientos entre los miembros, la ausencia de una coordinación efectiva, el miedo de enfrentarse al régimen, el deseo de preservar los intereses individuales y locales, la ausencia de una verdadera democracia dentro de las organizaciones y los sindicatos, la dependencia en financiación externa, y la exploración insuficiente de los recursos internos. En estas revoluciones árabes hay una importante lección para estas coaliciones, y por lo tanto es necesario examinar y analizar la información disponible y los fenómenos populares y utilizar todos los recursos disponibles en consecuencia. Las energías y las capacidades de todos los individuos deben invertirse colectivamente en las actividades de las coaliciones/redes; por ejemplo, fue inesperado para las figuras femeninas de Yemen participar activamente en las manifestaciones en Yemen. Las campañas organizadas por la coalición en Yemen sobre la importancia de la educación de las mujeres ahora sirven como una base fértil para poner esta prioridad en primer plano e inducir la participación de las mujeres, exigiendo sus derechos educativos. Es muy importante incorporar las necesidades de los pueblos a nuestros lemas, y esto debería servir como una base para producir mensajes claros que satisfagan las necesidades y los deseos de la gente. El mes manifestaciones continuas y la creciente solidaridad con la gente reflejan la correlación de las demandas con los deseos y las necesidades de la gente.
Otra de las lecciones aprendidas de las revoluciones árabes fue la participación de las personas en campañas de advocacy, proporcionando espacio e inculcando la confianza colectiva en ellas; esto demostraría que estas personas serían creativas en cavilar métodos y estrategias de cabildeo, y entonces tendrían el éxito en el bolsillo. La clave de este éxito radica en demostrar a la gente que estas consignas y mensajes satisfacen sus necesidades, deseos y aspiraciones. Las revoluciones árabes nos han enseñado que la gente normal es más capaz que la gente sofisticada de definir denominadores comunes entre sus demandas, y es más capaz de coordinar de manera eficaz, ya que posee una fuerza interior fortalecida, y por lo tanto, es la más capaz de derrocar el sistema educativo imperante.
Todo movimiento social destinado a tener éxito debe darse cuenta de la importancia de incorporar los mensajes de la gente, padres, docentes y todas las personas que están activas en el sector de la educación; los agricultores y los trabajadores también necesitan integrarse para mejorar la conexión entre estas personas, sus intereses, y lograr una educación de la calidad. No creo que las organizaciones que reciben financiación externa sean capaces de inducir el cambio; pero lo que sí sé es que el lanzamiento de un movimiento educativo social que sea capaz de inducir cambios tiene que venir de la gente, y que este movimiento no tendrá éxito si no prevalecen la verdadera democracia y el cumplimiento de las aspiraciones y los deseos de la colectividad.

(*)Presidente de la campaña árabe por la educación

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