miércoles, 11 de enero de 2012

Por Astrid von Kotze

Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
GT Educación
Módulo cuarto “Aprendizajes necesarios para profundizar la democracia en las diversidades y la sustentabilidad”
Educación para el buen vivir: ensayando democracia, imaginación y suficiencia en educación popular
Por Astrid von Kotze (*)

Un momento de democracia en diversidad
Un gran ruido inunda la sala cuando más de 100 personas llevan pedazos de tuberías a sus labios y soplan. Algunas se olvidan de cerrar el tubo con un dedo y se esfuerzan en producir un sonido; otras se destornillan de la risa cuando su concentración pasa de soplar a escuchar - pero todas están totalmente absortas intentando "hacer música". Pedro "el Hombre-música" los alerta de que este es un momento verdaderamente democrático: todos participan - todos con diferentes notas, dependiendo de la longitud de la tubería, pero cada uno tratando de producir una nota para contribuir a la cacofonía. Así demuestra que las notas solas pueden producir un ritmo pero no una melodía, y que demandará el esfuerzo de todos, de manera coordinada, hacer que el ruido se convierta en melodía. Pero, advierte, las pausas, los silencios, son tan importantes como el sonido, y los participantes concuerdan: esto también es así en la vida; si uno habla todo el tiempo no es más que ruido, y solo la escucha nos permite crear el diálogo y lograr un sentido juntos.
Tocamos a un ritmo, y luego ¿podemos escuchar que surge una melodía? Plantea esa pregunta, y varios participantes tararean o silban lo que oyeron. Cada uno tiene su propia versión y cada una, como él mismo señala, es igualmente válida: ¡esto es lo que oyeron desde donde tocaron la nota! Dos mujeres mayores se agarran entre sí mientras se doblan de la risa nunca antes las había visto tan relajadas y felices en clase. Y los niños dejaron sus juegos y también se unieron. Personas que no se conocían se hacían gestos con la cabeza siguiendo el ritmo, o tamborileaban con los pies al unísono.
¿Nos gustaría a todos aportar nuestras notas y producir melodías, música que sea agradable para el oído y el corazón? Pedro pide a los "directores" que lo ayuden a orquestar y así empezamos a hacer música de verdad juntos. Es un momento mágico de creación, y a medida que una melodía sigue a otra nos sentimos más realizados - hasta que quedamos sin aliento y colmados de alegría, encantados. Aplaudimos a los demás, a nosotros mismos, al director y estamos de acuerdo: vamos a traer las tuberías a la próxima reunión de la "escuela de educación popular" y ampliaremos esta experiencia de producción democrática para ver qué otros momentos y mensajes puede tener.
Educación Popular para el cambio
La orquesta de tuberías formó parte de la celebración final de la “escuela de educación popular"(PES, en inglés) inaugural de este año. En dos ciclos de 12 semanas, 10 grupos diferentes en zonas pobres de Ciudad del Cabo y en zonas rurales de Drakenstein se habían conocido y aprendido juntos. Las clases eran gratuitas y se llevaron a cabo cada semana durante 2-3 horas en lugares que iban desde centros comunitarios hasta garajes particulares. La mayoría de los aproximadamente 100 participantes eran mujeres: muchas llevaron a sus hijos o nietos, la mayoría estaban desempleadas y las primeras reuniones consistieron en que encontraran su voz.
El plan de estudios, basado en las experiencias cotidianas de los participantes en la opresión socioeconómica, se negoció con cada grupo durante sesiones de "orientación". Por lo general se centró en temas sociales, como los altos niveles de abuso, incluyendo abuso de drogas, delincuencia y desempleo. Desde aprender a "nombrar el mundo” y hacer conexiones entre lo local y las fuerzas globales, los cursos se movieron hacia la adopción de medidas - y en las últimas sesiones los participantes aprenden acerca de hacer campaña mediante la planificación y ejecución de una campaña en sus comunidades. De esta forma, asumieron la agencia como ciudadanos críticos y comenzaron a construir su sentido de poder en relación con los cambios que los afectan. Mediante la generación de energía comunitaria han comenzado a reconstruir aspectos de sus vidas a través de la acción colectiva.
Al preguntarles qué los hacía volver cada semana, los participantes respondieron que les resultaba interesante para hacer conexiones entre sí y con los demás, con la gente y su mundo, con la economía local y la política global. También disfrutaron de ser respetados y trabajar juntos en nuevas ideas, y afirmaron que su participación los convirtió en modelos para sus hijos, al demostrarles la importancia de la educación y el aprendizaje a lo largo de toda la vida fuera de las escuelas. En momentos en que el capitalismo global solo incide y valora la educación acreditada que está certificada en términos de escalas de calificación, la Escuela de educación popular es contra-hegemónica en el suministro y más aún en la forma en que está valorada por la gente.
Democracia, creatividad y suficiencia.
La celebración terminó compartiendo una nutritiva comida. Todos nos sentíamos colmados y satisfechos tanto emocional como físicamente: las sonrisas y los abrazos, los hombros ahora relajados, el paso ligero y el brinco, la calidez de la interacción fueron las pruebas. Había abundancia más que mera suficiencia, lo que demostró que se necesita muy poco para lograr "lo suficiente": una idea, atención y cuidado de y con los demás, una invitación a acceder a la imaginación y expresarse de forma creativa, una afirmación de valor en un mundo que sugiere que no vales nada si no contribuyes al crecimiento económico, y alimentos nutritivos de sobra para llevar a casa. El espíritu de ubuntu” (ser a través del otro) a menudo ha sido secuestrado por las grandes empresas y su explotación deliberada de las personas. En la educación popular se reconoce que la miseria o el bienestar de cada uno están ligados a la satisfacción o a la carencia, que uno no puede vivir bien a menos que los demás también puedan hacerlo. En las sesiones de educación exploramos relaciones de poder, descubrimos los intereses ocultos detrás de un lenguaje que alega lo contrario, afirmamos el bien común local como la base para forjar un mundo que sostiene a las personas, así como a otros seres vivos.
El taller de música era una metáfora viva de los principios subyacentes que informan este programa, a saber, la creencia de que lo que tiene que ser sostenible no es una idea de desarrollo, sino más bien una sensación de seguridad en la capacidad de satisfacer necesidades básicas y vivir bien. La educación popular siempre ha integrado procesos creativos y las artes hacia la producción de información crucial. Los tubos cortados son la versión "moderna" de instrumentos tradicionales fabricados de huesos huecos o tallos de hojas de papaya y demuestran que ustedes pueden crear los medios para el bienestar común a partir de casi cualquier cosa. Es importante destacar que el taller demostró que se necesita gente con imaginación y compromiso para trabajar juntos para que pueda surgir algo nuevo y hermoso. Aquí, los participantes fueron productores activos más que consumidores de cultura y respondieron de manera previsible a la invitación de crear con alegría y energía.
El simple mensaje: la democracia se trata de trabajar juntos, se transmitió y se tomó con fuerza. Lo que necesitamos es una educación que haga esto: que recuerde a la gente que la función social del trabajo es mantener y reproducir la vida, no acumular bienes; una educación que valore la solidaridad y la colectividad en los procesos de producción de conocimiento y que le recuerda a la gente reevaluar otras formas de saber y conocimientos, más allá de los paradigmas occidentales.
La educación popular tiene los medios para volver a centrarse en los valores esenciales con raíces en el bien común; tiene las herramientas para crear procesos democráticos y relaciones de poder horizontales que sirven como modelos de lo que debería ser y lo que podría ser; tiene la integridad que dice que si los medios y el fin son contradictorias habrá conflicto, y que el pensamiento y el ser deben ser relacionales e integrales. Las clases de educación popular son un ejemplo de cómo imaginar, construir y ensayar la experiencia de otro mundo.

(*) Programa de Educación Popular, Ciudad del Cabo, Sudáfrica  

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