viernes, 9 de diciembre de 2011

Por Gabriele Merz, REPEM

Educación en un Mundo en Crisis: Límites y Posibilidades frente a RIO + 20
GT Educación
El paradigma del cuidado y la sostenibilidad de la vida desde la economía feminista
Por Gabriele Merz, REPEM
Grupo de Trabajo Latinoamericano (GTL) del Programa Educación, Género y Economía *


La sostenibilidad de la vida – humana, social y ecológica – es el reto más grande que tenemos la humanidad, para que ésta y las futuras generaciones, mujeres y hombres, puedan sobrevivir y convivir en paz, con iguales derechos, con justicia social y de género. La economía feminista nos alienta con un nuevo paradigma de desarrollo centrado en el cuidado y la sostenibilidad de la vida.
En la Red de Educación Popular entre Mujeres de América Latina y el Caribe (REPEM) hemos intercambiado lecturas, reflexiones y planteamientos a través de dos seminarios virtuales y uno presencial, en torno a diversas corrientes de la economía feminista (1)., con el objetivo de revisar y renovar nuestros enfoques teórico conceptuales, nuestras estrategias y nuestras prácticas educativas como red de organizaciones de mujeres y feministas que acompañan a mujeres emprendedoras en proyectos de generación de ingresos, mujeres obreras, indígenas, de zonas rurales y amas de casa en diversos procesos formativos.
Uno de los marcos interpretativos discutidos en estos seminarios ha sido la perspectiva del cuidado y la sostenibilidad de la vida de la economía feminista, basada en ponencias de Jeanine Anderson, Cristina Carrasco y Ana Felicia Torres (2).
El centro de esta perspectiva son el cuidado y el trabajo de cuidado realizado por las mujeres, la dependencia humana y los procesos de reproducción y el mantenimiento de la vida, proponiendo análisis que parten de la experiencia de las mujeres e incluyen el conjunto de relaciones sociales que garantizan la satisfacción de las necesidades de las personas. Esta concepción significa una crítica a “los modelos teóricos elaborados desde la economía que se han centrado exclusivamente en la economía de mercado” (C. Carrasco, p. 169), desmontando las visiones bipolares de: mercado-no mercado, económico-social, trabajo pagado-no pagado que excluyen “los procesos de vida de las personas y el trabajo de las mujeres” (C. Carrasco, op. cit.).
El cuidado y el trabajo de cuidado son aspectos claves en este marco initerpretativo, considerado parte sustantiva en los procesos de reproducción y mantenimiento de la vida y el bienestar humano. Refieren al conjunto de necesidades, materiales e inmateriales, objetivas y subjetivas, de mujeres y hombres, que hay que satisfacer. Según Cristina Carrasco, “el cuidado comenzó a emerger como un aspecto central del trabajo doméstico: además de alimentarnos y vestirnos, protegernos del frío y de las enfermedades, estudiar y educarnos, también necesitamos cariños y cuidados, aprender a establecer relaciones y vivir en comunidad” (C. Carrasco, p. 177). Esta actividad, argumenta la autora, es la que debiera servir de referente y no el trabajo realizado en el mercado.
La perspectiva del cuidado lleva a la economía feminista a cuestionar la noción de dependencia que se utiliza en relación con niños y niñas o con personas enfermas, ancianas o con alguna discapacidad. Bajo la perspectiva del cuidado se afirma que la dependencia no es algo específico de determinados grupos de población, es intrínseca a la condición humana: “todos y todas somos dependientes y necesitamos cuidados, aunque naturalmente con distintas características según el momento del ciclo vital; satisfacer una necesidad requerida por una dependencia significa de hecho realizar cuidados” (C. Carrasco, p. 178).
Esta mirada de la economía, de la satisfacción de las dependencias y el trabajo de cuidado como elementos centrales de la reproducción y el mantenimiento de la vida define el concepto de sostenibilidad de la vida, constituyendo, según la autora, “una base teórica sobre la cual exigir que la sociedad en su conjunto dé respuesta” (C. Carrasco, p. 183). La sostenibilidad de la vida refiere a “un proceso complejo, dinámico y multidimensional de satisfacción de necesidades en continua adaptación de las identidades individuales y las relaciones sociales .... que requieren de recursos materiales pero también de contextos y relaciones de cuidado y afecto .... un concepto que permite dar cuenta de la profunda relación entre lo económico y lo social .... y que plantea como prioridad las condiciones de vida de las personas, mujeres y hombres” (C. Carrasco, p. 183). Concepto, además, íntimamente ligada a la sostenibilidad social y ecológica.
El Seminario, del cual es ese breve resumen de la perspectiva del cuidado y la sostenibilidad de la vida de la economía feminista, nos ha aportado importantes reflexiones y planteamientos y también interrogantes. Aquí sólo algunos de ellos.
El trabajo doméstico y de cuidados son parte sustantiva de la economía y de las condiciones de vida de mujeres y hombres de todas las edades, es decir, de toda la sociedad, pero realizados en su gran mayoría por las mujeres y asumidos por ellas como su responsabilidad, impuesta ésta por normas culturales y sociales e integrada al sistema patriarcal y los modelos económicos dominantes como trabajo invisible y sin valor económico y social.
En el contexto de las crisis actuales, económica, financiera, alimentaria y ambiental, y el acelerado deterioro de las condiciones de vida, las necesidades de cuidados van en aumento, afectando a las mujeres con más trabajo en el mercado y en los hogares, precarización del trabajo, más pobreza y violencias de todo tipo. Esta responsabilidad de las mujeres es una de las claves de la desigualdad entre mujeres y hombres, la desigualdad entre las propias mujeres, y es una de las principales fuentes de la pobreza específica de las mujeres.
No obstante largos años de luchas feministas y de las mujeres por el derecho a ejercer nuestros derechos humanos, el trabajo doméstico y de cuidados realizados por las mujeres siguen siendo una dimensión de la vida no valorizada por la sociedad, y sin respuestas sociales que conduzcan a justicia y equidad. Los debates actuales sobre la economía y las crisis olvidan esta parte importante del bienestar humano.
El trabajo de las mujeres, en el mercado, en los hogares y en las comunidades, no ha conducido a menos pobreza y mejores condiciones de vida. “Luego de 15 años de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, las mujeres en general, hemos reducido nuestra “pobreza de voz” en este período. Sin embargo, esto no ha incidido en una reducción sustantiva y con justicia, de nuestra pobreza de recursos y de nuestra pobreza de oportunidades” (A.F. Torres, p. 2).
La crisis de los cuidados afecta sobre todo a las mujeres pobres. No sólo aumenta el tiempo y las energías requeridas en los hogares y las comunidades, sino cada vez más las mujeres tienen menos tiempo y energía para el cuidado de sí mismas. El conflicto y la contradicción cada vez más fuerte entre los diferentes cuidados: cuidarnos a nosotras mismas y cuidar a otros/as, la satisfacción de necesidades y aspiraciones propias de las mujeres, de la familia, laboral y de gestión comunitaria; las mujeres que se trasladan dentro y entre países para cuidar a otros/as - las “cadenas mundiales de cuidados”, sin protección legal y social alguna, dejando en sus lugares de origen a otras mujeres a cargo del cuidado.
La dimensión ecológica de la perspectiva que cruza la sostenibilidad de la vida humana y social y que exige otro modelo de sociedad y de desarrollo.
La corresponsabilidad social del trabajo doméstico y de cuidado (mujeres y hombres en los hogares, comunidad, Estado, sector privado, asociaciones) que relacione la economía con el cuidado de la vida en todas sus esferas, y la formulación de políticas públicas desde una perspectiva de justicia, igualdad e inclusión de las mujeres en el desarrollo.
Creemos fundamental que se incorpore en la discusión de nuevos paradigmas de desarrollo las dimensiones del cuidado (3) y la sostenibilidad de la vida desde una perspectiva feminista. En la actualidad, los debates sobre las diversas crisis que afectan al mundo y a la humanidad se siguen centrando exclusivamente en la economía de mercado, conduciendo a agudizar la crisis de los cuidados que hoy por hoy sigue siendo trabajo casi exclusivo de las mujeres, especialmente las mujeres más pobres, sin reconocimiento económico, político, social y cultural.
Ponencias presentadas en el Segundo Seminario Virtual “Género, Economía, Feminismo y Desarrollo”, desarrollado por la REPEM entre el 17 de octubre y el 4 de noviembre de 2011.
  • Anderson, Jeanine. Crisis de Cuidados y Cadenas de Cuidados. Trabajo presentado para el Seminario.
  • Carrasco, Cristina. “Mujeres, Sostenibilidad y Deuda Social”. Artículo publicado en: Revista de Educación, Número Extraordinario 2009, pp. 169-191.
  • Torres, Ana Felicia. “Formación Política de Mujeres en Mesoamérica ¿Para el mercado ó desde el cuidado?”. Trabajo presentado para el Seminario.
Se recomienda el artículo de Bosch, Anna, Carrasco, Cristina, y Grau, Elena (2004), “Verde que te quiero violeta. Encuentros y desencuentros entre feminismo y ecologismo”, IX Jornadas de Economía Crítica, disponible en http://www.ucm.es/info/ec/jec9/index.htm [2004, 27 de marzo].

* Aporte realizado desde las lecturas y reflexiones del Segundo Seminario Virtual “Género, Economía, Feminismo y Desarrollo” realizado por la REPEM entre el 17 de octubre y el 4 de noviembre de 2011.
(1) Los seminarios se inscriben en el Programa Educación, Género y Economía de la REPEM, cuyo objetivo es “aportar a la construcción de nueva propuesta de desarrollo para las mujeres, basado en la justicia, la equidad de género y social, a través de diversos procesos de formación, de producción y sistematización de saberes e incidencia política”.
(2) Las referencias se encuentran al final de este texto.
(3) Dimensiones que abarcan lo económico y material, político, cultural, ético y moral, según la ponencia de Jeanine Anderson del Seminario

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